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Tres historias en el mes de julio

¿Libres pensadores? ¿Liberales? ¿Sandinistas?

Trinchera de la Noticia (Nicaragua)

“No necesitamos arriba los pobres del mundo”, necesitamos transformar a los miserables de nuestra Nicaragua en seres humanos comunes y corrientes.

Carlos A. Salgado | Nicaragua de un vistazo.

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Simpatizantes sandinistas ondean banderas desde un coche

Julio es un mes histórico para nicaragüenses de distintas opiniones: libre pensadores, como los de la Revolución francesa; liberales, como la revolución de Zelaya o sandinistas, como los de la foto..

Julio es el mes de tres efemérides, eventos importantes de la historia. La Revolución del liberalismo de José Santos Zelaya, de 1893, la Revolución Sandinista, de 1979, para Nicaragua, y si le agregamos el más importante antecedente, cúspide de esas revoluciones, la Revolución Francesa, llegamos a la conclusión, que la clase política obstaculiza el desarrollo porque no tiene la sana intención de utilizar la política como ciencia.

Los grupos políticos organizados y los que aún no lo están, deben, independiente de sus tendencias, saber que ellos pueden creer que engañan al pueblo todo el tiempo, sin embargo, en el tiempo a la gente no la engañan ni manipulan y es por eso que debe corregirse el abuso de usar los medios de comunicación y a los periodistas como su “ingeniosa estrategia” para que todos “los conozcan”, para conseguir receptores de sus discursos, aunque el mensaje esté alejado de la realidad de la gente.

Hablar de las obvias realidades del pueblo, no los hace “gente de pueblo”. Aparecer todos los días en la televisión, en los periódicos o en la radio no los hace populares. Hay quienes establecieron que llegar al poder aumentó la posibilidad de perpetuarse, le pasó a los Somozas, a Antonio Lacayo y el PRONAL, a Enrique Bolaños y su APRE.

Hay algunos funcionarios y políticos que creen que usufructuar el bien público y distribuirlo como dádiva al pueblo necesitado o como ayuda filantrópica al que pide auxilio con necesidad o sin ella, les hace gente que uno tiene que darles agradecimiento o, por lo menos, hacerles “gracia” para no ser “malagradecidos”.

Hacer del bien público un instrumento para alcanzar el objetivo de clientelismo político es una norma de los últimos gobiernos y alcaldes, e inclusive concejales, pero si alimentamos eso al pueblo, nunca llegaremos a aprender las lecciones de la Revolución francesa, justicia, libertad y democracia, tampoco haremos honor a los que murieron por la Revolución Liberal que enarboló José Santos Zelaya o los que dieron su vida por los ideales y Revolución sandinista.

Julio es un mes digno de enarbolar desde la acera que cada quien tenga, “libre pensadores” como los libertarios franceses de la Revolución y la toma de la Bastilla en Francia ó “liberales nicaragüenses” que creen en el pensamiento de Zelaya, o José Madriz y sandinistas de Sandino, Zeledón y Carlos Fonseca.

Todos querían una Nicaragua mejor, y reconociendo que no todos teníamos la verdad en la mano y por ello el manifiesto político que escribió Carlos Fonseca, en su momento, y que habla de “sacar lo mejor de las corrientes políticas existentes” sigue siendo válido.

Es bueno dejar avanzar, asumir que no es el primero de enero, que se tiene que avanzar al 21 de febrero con el nacimiento a la inmortalidad de Sandino o junio con el nacimiento de Carlos Fonseca, por lo menos deben aceptar llegar a julio y el pueblo entenderá que estamos empezando a creer, que piensan en luchar contra la pobreza y esa miseria humillante que lacera a los pobres de este país.

“No necesitamos arriba los pobres del mundo”, necesitamos transformar a los miserables y pobres de nuestra Nicaragua en seres humanos comunes y corrientes, con educación, salud y bienestar, es este el momento de dejar la retórica, convertir las frases bonitas en acciones, pero con la gente incluida, no con ideas para el pueblo, sin transformarlas en acciones que mejoren el nivel de vida de todos y entender que existe julio como mes y en ello el detalle histórico para cualquier gusto, libre pensadores como los de la Revolución francesa, liberales como la revolución de Zelaya o sandinista el 19 de julio.