EN NOMBRE DE DIOS


 
La fe, es un asunto particular. La fe  es un comportamiento personal y aunque nos ofrecen eternidad y salvación, nunca fue eterno, y,  si de salvación hablamos,  fue un hecho terrenal que  salvó el cristianismo, no fue algo celestial.

  Todo comenzó con la conversión del cristianismo como religión del Imperio Romano por un decreto(obvio terrenal) del Emperador(ser humano corriente y común como nosotros) Flavius Theodosius, que dejó claras secuelas para el mundo de hoy.

El decreto unió las raíces judeo-cristianas del continente europeo con la cultura greco-romana. Hasta el Concilio de Nicea, en el año 325, las iglesias cristianas eran incendiadas.

 Después la Iglesia Católica, asumió algo más grave, quemar seres humanos, con los tribunales de la  inquisición a todos aquellos que alzaban sus ideas preguntando en el menor de los casos ó cuestionando algunos relatos de lo que sustentaba esa “fé”

  Antes , quienes profesaran la religión cristiana eran perseguidos y su patrimonio era confiscado. Particularmente bajo el emperador Diocleciano (245-316) se intensificó la persecución cristiana.

 Diocleciano quería revivir los viejos cultos paganos y que éstos se convirtieran en la religión del imperio. Pero su política anticristiana fracasó y fue eliminada por su sucesor, el emperador Constantino (285-337).

  El aparato militar y el administrativo funcionaban bien en el Imperio Romano. Una zona de libre comercio había impulsado el bienestar económico.

Los habitantes de Roma gozaban de derechos civiles, lo que promovía una creciente cohesión entre la población, sin embargo, no había libertad religiosa.


  El 19 de junio de 325, Constantino intervino en un conflicto eclesiástico. Para dirimir entre las partes invitó a los obispos cristianos a un Concilio en Nicea, cerca de Estambul.

 No era la imposición del cristianismo como religión del Estado el objetivo del encuentro, en el que participaron más de 300 representantes eclesiásticos, sino sobre todo alcanzar una paz religiosa que estabilizara el Imperio.

 Tras largos debates, el emperador Constantino decidió llegar a un arreglo según el cual Jesús y Dios representaban una misma entidad en una decisión terrenal con alcances celestiales, porque pone en entredicho la “santisima trinida, es decir “Padre, Hijo y Espíritu Santo”

. Con la firma de esta definición por parte de los eclesiásticos presentes fueron suspendidas las persecuciones contra cristianos.

 Pero cómo aparece después nuevamente el Espiritu Santo?

 Para los practicantes de la religión cristiana la situación mejoró .y el 27 de febrero de 380, el emperador romano de Oriente Flavio Teodosio (347-395) firmó, en presencia del emperador romano de Occidente Flavio Valentiniano (371-392) y su co-gobernante medio hermano Graciano (359-383) un decreto con el que declaró al cristianismo religión del Estado Romano.

Este decreto estipuló un castigo a quienes practicaran cultos paganos. El decreto “Cunctos populos”, concedía no sólo un lugar preponderante al cristianismo, sino que también suponía la persecución contra quienes practicaran otra fe.

 Una religión. Un Imperio, al final una dictadura, termino “lavándose las manos” dictaduras criticadas por quienes terminó quemando vivos a seres humanos.

La Iglesia católica en nombre del Padre (Dios), Hijo (Jesús) y sin espíritu (santo) de reflexión alguna, simple, hizo cumplir lo del decreto terrenal en nombre del cielo. Asi la libertad de culto fue asesinada .

TEl decreto terrenal, nada celestial  indica “todos los pueblos, sobre los que lideramos un suave y mesurado regimiento, deberán adoptar la religión que el divino apóstol Pedro hizo llegar a los romanos, que profesa el pontífice de Damasco así como el Obispo Pedro de Alejandría …”

  Eso significa, que según la sabiduría apostólica y la doctrina evangélica creemos en la igualdad majestuosa y santa trinidad de la divinidad integrada por Dios Padre, Dios Hijo y Espíritu Santo.

En una ausencia de humanismo sin ética alguna indica el decreto “ Sólo quienes obedezcan este decreto podrán ser llamados cristianos católicos. Los restantes a quienes declaramos dementes y locos, tienen la vergüenza de seguir la doctrina hereje.

La dictadura de la autoridad católica manifestó “Sus lugares de reunión no podrán ser considerados templos”. Con el mismo fanatismo con el que antes fueron perseguidos los cristianos y judíos, ahora se persiguió , hostigó y quemó seres humanos vivos  a quienes practicaran otra fe.

La realización de cultos paganos fue considerada alta traición y los templos y lugares sagrados fueron destruidos, como el Oráculo de Delfos, el recinto sagrado al que acudían los griegos para consultar a los dioses.

 El 27 de febrero de 380 se convirtió en un hito de la historia europea porque unió las raíces judeo-cristianas con la antigüedad greco-romana, una simbiosis que trasciende hasta la actualidad.   

La prehistoria greco-romana del continente y la religión judeo-cristiana marcaron decisivamente Europa, para bien y para mal, pues en los siglos siguientes los cristianos no sólo ayudaron a los pobres en nombre de la cruz, sino que también asesinaron en nombre de Dios a críticos, dictaduras y libres pensadores que osaran oponerse a el Papa, y el Vaticano, Obispos y Diócesis de cualquier Provincia

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