Margarita está linda la mar y el viento lleva esencia sutil de azahar… Fue en 1908, la tarde del 20 de marzo, cuando Margarita de tan sólo 8 años le pidió al poeta que le escribiera un cuento.
—¡Don Rubén! ¡Don Rubén! Hágame un cuento en poesía.
Así nacieron esos versos que en la plenitud literaria de Darío no vienen a significar una innovación literaria ni un importante aporte a su equipaje poético; sino más bien se encargan de evidenciar el cariño hacia la inocencia de una niña que le pide un cuento.
El doctor Carlos Tünnermann, estudioso de la obra de Darío, afirma que siendo el poeta amigo cercano del doctor Luis H. Debayle, padre de Margarita, fue invitado a pasar Semana Santa en la Isla del Cardón, en la bahía de Corinto, que luego fue designada por el presidente Zelaya para el destierro de los leprosos, del que se salvó el compositor José de la Cruz Mena.
“Entonces Darío escribió este famoso poema que es un cuento para niños hecho poesía; y es un cuento que está escrito para que los niños lo lean con gusto”, asegura Tünnermann.
El poema A Margarita Debayle goza de popularidad y refleja, según Tünnermann, “el gran cariño de Darío por los niños; el cariño particular a la familia Debayle y la entrañable amistad que hubo entre Darío y el doctor Luis H. Debayle”.
Margarita Debayle quizás ya no esté, pero la magia de este poema, cien años después de su creación, continúa despertando la fantasía entre la niñez, que al igual que Margarita, sueñan con alcanzar su estrella en la azul inmensidad.
—¡Don Rubén! ¡Don Rubén! Hágame un cuento en poesía.
Así nacieron esos versos que en la plenitud literaria de Darío no vienen a significar una innovación literaria ni un importante aporte a su equipaje poético; sino más bien se encargan de evidenciar el cariño hacia la inocencia de una niña que le pide un cuento.
El doctor Carlos Tünnermann, estudioso de la obra de Darío, afirma que siendo el poeta amigo cercano del doctor Luis H. Debayle, padre de Margarita, fue invitado a pasar Semana Santa en la Isla del Cardón, en la bahía de Corinto, que luego fue designada por el presidente Zelaya para el destierro de los leprosos, del que se salvó el compositor José de la Cruz Mena.
“Entonces Darío escribió este famoso poema que es un cuento para niños hecho poesía; y es un cuento que está escrito para que los niños lo lean con gusto”, asegura Tünnermann.
El poema A Margarita Debayle goza de popularidad y refleja, según Tünnermann, “el gran cariño de Darío por los niños; el cariño particular a la familia Debayle y la entrañable amistad que hubo entre Darío y el doctor Luis H. Debayle”.
Margarita Debayle quizás ya no esté, pero la magia de este poema, cien años después de su creación, continúa despertando la fantasía entre la niñez, que al igual que Margarita, sueñan con alcanzar su estrella en la azul inmensidad.
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