EE.UU. obligó a Somoza a dejar el poder el 17 de julio de 1979 (versiòn de EE.UU)
Un intenso tráfico de telegramas secretos, entre la
Embajada americana y el Departamento de Estado, evidencian la cruenta negociación política entre el Embajador Lawrence Pezzullo y el dictador nicaragüense, que concluyó con su salida del país rumbo al exilio
Anastasio Somoza, vestido de traje de campaña, inspecciona a las tropas GN en el Sur. Inicialmente estaba preocupado por su suerte, pero luego su interés se trasladó hacia su seguridad, su familia, y su fortuna. Roberto Fonseca L. Después de casi un mes de batallar a diario por conseguir la renuncia de Anastasio Somoza, el Embajador Lawrence Pezzullo escribió un breve mensaje de dos páginas a sus superiores, informándoles sobre los últimos resultados de su gestión política.
“Somoza aceptó renunciar la mañana del martes”, escribió en el Telegrama Secreto Managua 3190, ahora Desclasificado. “Nos encontraremos mañana por la mañana para trabajar los detalles, incluyendo la selección de su sucesor y del Comandante GN”, añadió.
Veinticuatro horas antes, sin embargo, el clima de la negociación lucía turbulento y nublado. Somoza había fijado una fecha para renunciar, pero a cambio quería negociar directamente con la Casa Blanca y ampliar sus condiciones.
“Hemos llegado al momento de la verdad con Somoza”, reportó Pezzullo, “por primera vez tenemos contemplado una plazo para su salida, pero él quiere negociar directamente con el Presidente (Carter) y abordar el tema de las garantías”, añadió.
A juicio de Pezzullo, diplomático de carrera, “Somoza está claramente tratando de obtener lo más que pueda, a cambio de su renuncia. Él todavía piensa que podemos hacer más para proteger a la Guardia, el Partido Liberal, y quizás, lo más importante, sus extensas inversiones en Nicaragua”. Pero, “nosotros no podemos, ni deberíamos, proteger los negocios de Somoza”, añadió.
En su Telegrama Secreto, clasificado como Managua 03179, Pezzullo fue enfático en su posición. “No debemos tolerar ninguna táctica dilatoria de Somoza”, señaló, “según nuestros últimos reportes de inteligencia, el FSLN está preparando afuera un ataque sobre Managua, para no permitir que la negociación avance”.
Por tanto, sugirió dos acciones para presionar a Somoza y adoptar acciones decisivas. La primera sugería llamar a Pezzullo a Washington y reducir la misión a sólo dos o tres personas y; la segunda, hacer una fuerte declaración sobre la necesidad de que el dictador nicaragüense cumpliera con la resolución de la OEA, emitida días atrás, en la que llamaba a detener el baño de sangre y buscar una salida negociada, sin Somoza.
Estados Unidos, en ese momento, optó por la segunda opción.
UN ULTIMATUM NADA DIPLOMATICO
“Yo lo invito a organizar su partida sin demora”, le respondió el Secretario de Estado en ese entonces, Cyrus Vance, a Somoza, en nombre del Presidente Carter. El texto tenía fecha del 14 de julio de 1979 y se codificó como Telegrama Secreto 183243, originado en el Departamento de Estado.
“Lo recibiremos en Estados Unidos, tal como el Embajador Pezzullo lo indicó. Su continua demora solamente prolongará el conflicto y el derramamiento de sangre y compromete nuestra habilidad para tratar de lograr un resultado moderado”, añadió Vance, quien pidió al Embajador en Managua entregarle la misiva personalmente a “Tacho”.
Vance, en su misiva de tres páginas, le recordó que un año atrás el Presidente Carter lo exhortó a implementar una serie de reformas internas que había prometido, sin embargo no fue así y estalló el baño de sangre y la insurrección armada. Posteriormente, un conjunto de países –entre ellos Estados Unidos— intentaron una mediación con la oposición e impulsar unas elecciones vigiladas internacionalmente, la que fue rechazada por Somoza, igual que un plebiscito. Por tanto, el tiempo se había vencido.
“Es absolutamente claro que la situación no puede ser resuelta militarmente de una manera satisfactoria, un conflicto prolongado solamente dará como resultado un mayor sufrimiento y la pérdida de vidas humanas y una mayor radicalización de la situación”, insistió Vance, por tanto su renuncia y salida del país debía ser nmediata.
CARTER NO SE PONDRA AL TELEFONO
Desde Washington llegó otro mensaje con estela de ultimátum. Procedía de Warren Christopher, Asistente del Secretario de Estado, a través del Telegrama Secreto 183193, procedente del Departamento de Estado.
“El Presidente (Carter) está totalmente inmerso en el problema energético y tiene citas el domingo y lunes. Él no está disponible para devolver llamadas”, pidió Christopher que le indicaran a Somoza.
“Todos estamos de acuerdo en que debe abandonar (el gobierno) lo más pronto”, añadió.
Somoza, obviamente, captó el mensaje.
DETALLES DE LA PARTIDA
El Telegrama Managua 03207, por fin trajo consigo la noticia esperada. “Tenemos información de que Somoza y su comitiva partirán de Managua, temprano, el (martes) 17 de julio, y llegarán a Estados Unidos aproximadamente a las ocho de la mañana”, reportó Pezzullo.
“Se requiere el aterrizaje en la base aérea de Homestead, en Florida”, precisó y luego informó sobre la lista de acompañantes, el tipo de pasaportes que utilizaban y la descripción de los aviones. Además, formuló a sus superiores una consulta urgente. Somoza quería llevar consigo e introducir al territorio norteamericano unas armas para su protección.
Respecto a los aviones, Pezzullo informó que tenía los reportes de tres, de un total de cinco que serían empleados en la evacuación de Somoza y de sus más allegados. Se trataba de un Hucker City Jet, con la matrícula AN BPR; de un Rockwell Turbo Commander 690, matrícula ANASD y un Cessna Titan, con la matrícula ANBUR. Y, sobre las armas, dijo que eran seis subametralladoras UZI, de fabricación israelí.
“Requieren inmediatamente la aprobación del requerimiento de Somoza para importar armas. Si es inaceptable, por favor informar inmediatamente”, solicitó Pezzullo en el cable transmitido el día 16 de julio.
INQUIETUDES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO
Washington respondió ligeramente a algunas inquietudes de Pezzullo, a través del Telegrama Secreto 183830, emitido por el Departamento de Estado. “Estamos examinando urgentemente la cuestión de las armas”, indicaron y haciendo las gestiones para el aterrizaje en la base aérea de Homestedad, Florida.
Mientras tanto, para la protección inmediata de Somoza y de sus familiares más cercanos, el gobierno norteamericano se comprometía a protegerlos por unos pocos días, hasta que llegaran a un arreglo con un servicio privado de seguridad y vigilancia. “Podríamos proveerle de una lista de empresas de seguridad al jefe de su seguridad”.
A su vez, el cable firmado por el propio Vance, Secretario de Estado, formulaba otras inquietudes que debían responderse antes de la partida de Somoza. Entre éstas: ¿En qué pensaba transportarse desde la base aérea hasta el lugar donde se quedaría, en carros o en buses?, ¿Quién hablará por Somoza en Miami?, ¿Hay alguien que esté haciendo contactos de avanzada previos a su llegada?, ¿Es correcto que todos sus acompañantes tienen visas norteamericanas válidas?. Y finalmente, ¿qué han dispuesto respecto a los aviones?.
La hora final se aproximaba y había aún tantos detalles pendientes.
BUSES Y ARMAS DE CACERIA
El mismo 16 de julio, Pezzullo envió un nuevo mensaje a sus superiores —Telegrama Managua 03213— con nuevos detalles sobre la partida de Somoza, sobre sus acompañantes y nuevos requerimientos, a fin de despejar las dudas e inquietudes de Washington.
“Estamos esperando más detalles sobre miembros adicionales de la comitiva, así como sobre los aviones a ser usados”, indicó. Mientras tanto, podía informar que Somoza requería de tres carros y tres buses en Homestead, entre las 8 y las 10 horas de Miami. La dirección del destino final: 1663 North View Drive, Sunset Island No. 4, Miami Beach. ¿El teléfono?, el 673-2400.
Después de dejar a los pasajeros, los aeroplanos procederán a trasladarse al aeropuerto internacional de Miami, donde permanecerán, indicó Pezzullo. “Somoza ahora planea llevar rifles de cacería y deportivos, así como pistolas, aparte de las subametralladoras UZI. No hay más detalles disponibles”, añadió.
VIAJO CON PASAPORTE ORDINARIO
De acuerdo al Telegrama Secreto Managua 03207, ahora Desclasificado, Anastasio Somoza Debayle, salió rumbo al exilio con un pasaporte ordinario No. 36072.
DETALLES DE LAS NEGOCIACIONES
- En el transcurso de la negociación con Pezzullo se evidenciaron las “preocupaciones” de Anastasio Somoza Debayle, respecto a su partida al exilio y luego su estadía en Estados Unidos.
- En el primer encuentro, del 28 de junio, dijo que estaba preparado para “renunciar”, pero quería garantías de que la Guardia Nacional no sería destruida. Posteriormente, señaló que quería garantías de una vida segura en Estados Unidos.
- En el segundo encuentro con el Embajador Pezzullo, vestido de traje militar, se mostró optimista sobre una victoria militar a su favor, sin embargo, en caso de renunciar, dijo que la única persona a la que quería salvar era a su hijo, “Tachito”. También preguntó por la situación de su visa norteamericana, y le aconsejó enviar su pasaporte a la Embajada.
- En el tercero, en tono dramático, se quejó de que él sería “el primer blanco de un asesinato”, ya que en la prensa norteamericana se estaban filtrando detalles de las conversaciones confidenciales sobre su renuncia, por tanto eso complicaba su posición frente a la Guardia Nacional.
- Cuarta reunión, 5 de julio. Somoza se mostró “más ansioso” sobre el plazo final para su salida del poder. “Yo soy un cautivo, sé que estoy prolongando sus planes, pero quiero tener mi oportunidad de expresar mis puntos de vista”, le dijo a Pezzullo. Solicitó un nuevo encuentro privado.
- Durante el encuentro privado, celebrado al día siguiente en horas de la tarde, preguntó sobre una futura solicitud de extradición en su contra, en ese sentido, requería un compromiso por escrito de los Estados Unidos, de que no sería enviado de vuelta a Nicaragua. Luego preguntó si los miembros de su gabinete podrían ser beneficiados con la residencia USA y le respondió que se vería caso por caso. Finalmente expresó temor de ser asesinado en un atentado.
- En una sexta reunión, se concentró en que si él podría tener “estatus diplomático” en Estados Unidos y Pezzullo le respondió que no, pero que sería protegido por las leyes norteamericanas.
- En el encuentro del 14 de julio, Somoza expresó que estaba consciente de que no había garantías sobre la “sobrevivencia” de la GN ni del PLN. Luego se mostró muy preocupado por el “futuro” de su extensa fortuna en Nicaragua.
17 DE JULIO DEL 2001 / La Prensa Lawrence Pezzullo: “No calculé bien el temor de Somoza”
Lawrence Pezzullo.
Critica a Solaun, quien un buen día de tantos, abandonó la sede diplomática en Managua y dejó sin brújula a Washington Estación CIA funcionaba inadecuadamente, incluso, informes confidenciales se filtraban a “Tacho”
Arthur R. Day * Georgetown University
En mayo de 1979, semanas antes de que se intensificara la guerra en Nicaragua, Lawrence Pezzullo fue llamado de urgencia por la administración Carter y consultado para ser nombrado Embajador en el convulso país centroamericano. Aceptó. Su nombramiento oficial se registró el 17 de ese mes.
En la sede norteamericana en Managua no había nadie. El antecesor, Mario Solaun, quien no era diplomático de carrera, había “abandonado” el cargo, el 26 de febrero de 1979. Dos años antes había sido nombrado, por razones políticas. Por tanto, Washington estaba sin brújula. En esas circunstancias, Pezzullo llegó a Managua, con la misión de sacar a Somoza del poder.
— ¿Todavía estaba en Uruguay?
Todavía en Uruguay. Lo que pasó fue que Nicaragua estaba empezando a ponerse fea y un día recibí una llamada y me dijeron: “Nos gustaría que fueras a Nicaragua”. Harry Barnes me llamó una mañana y dijo, “¿Puedes darme tu respuesta? Yo, dije, “Déjame, al menos, consultarlo con mi esposa”.
Fui a una reunión de tres días para ver Centroamérica, porque estaba claramente en crisis (en Costa Rica, mayo 1979). Y el informe sobre Nicaragua básicamente se enfocaba en cómo convenceríamos a Somoza de terminar con su gobierno y no propiciar una guerra civil. En realidad, los informes de todos los sectores indicaron algo de forzamiento, como también de fatiga. Y nadie hablaba de un inminente ataque.
Bueno, cuando llegué a Washington la primera semana de junio, había estallado la guerra civil. Quiero, decir, dos ciudades comenzaban a desplomarse. Y esa misma fatiga era evidente en Washington. No había dudas. Simplemente se sentía la sensación de que todo el mundo estaba agotado.
Ahora, la otra cosa que ocurrió, que fue incluso más desilusionante para nosotros, fue que nuestro embajador en Nicaragua, una persona de elección política, que creo, desafortunadamente, fue mal escogido para el cargo (se refiere a Mauricio Solaun), había llegado y salido de Nicaragua en la primavera. Por eso me llamaron, porque él simplemente llegó y salió, sin autorización. Fue una entrada y salida. Por eso no tenían embajador y ningún personal con experiencia. No hubo ningún informe o análisis que saliera de Managua. Estaban atados. Aquí, se estaba viviendo una guerra, no había embajador y una embajada que no estaba funcionando.
— ¿Cuáles eran las expectativas en Washington sobre Nicaragua?
Dentro de las siguientes tres semanas, nos encontrábamos casi todos los días, en la NSC (Consejo de Seguridad Nacional) o en una reunión u otra. Y lo que elaboramos fue básicamente una política que decía que lo único que Estados Unidos podía hacer en ese momento, dadas las circunstancias, era ir y acelerar la partida de Somoza: terminar la guerra.
No creo que alguien haya tenido grandes expectativas, en medio de una guerra que es difícil de adivinar qué va a pasar después. Y la mayoría de las discusiones sonaban más como que se estaban limpiando apartamentos, porque todo el mundo estaba hablando de limpieza. Nunca olvidaré ese período.
Y en realidad, esto se volvió una fascinación, aunque los eventos estaban cambiando rápidamente en el terreno. Y esto me llevó a Nicaragua. Quiero decir, estaba lidiando con la guerra y seguí manteniendo el comentario de Washington, sabes, por la gente que está sentada ahí soñando con nuevos esquemas.
Ellos pensaban, quizás, que si lograban que Somoza saliera del poder a tiempo, los sandinistas no hubieran ganado la guerra en realidad y que, por lo tanto, hubiera habido la posibilidad de un gobierno no sandinista.
Una de las ideas alocadas, viéndola de forma retrospectiva, era como si pudiéramos repentinamente construir un nuevo gobierno de transición de “hombres sabios”. Eso salió de un concepto considerado ocho meses antes durante el esfuerzo de mediación.
Y uno de mis primeros trabajos era ir, en medio de una guerra civil y encontrar a stas personas, que estaban escondidas —algunas de las cuales habían abandonado el país— y proponerles que formaran este grupo de hombres sabios. Bueno, el problema es que ellos ya no confiaban en el gobierno de Estados Unidos para nada. Se habían expuesto ocho meses atrás, cuando, de pronto, al llegar el momento de la verdad, sacar a Somoza, no lo pudimos sacar del poder. Quiero decir que eso es fácil de decir. Y estos estaban a punto de exponerse de nuevo en medio de una guerra civil. Pero en la mentalidad de Washington, especialmente en el NSC (Consejo de Seguridad Nacional), esto era factible.
— ¿Fue el mismo Brzezinski?
Fue Brzezinski y algunas otras personas allegadas a él. Ellos esperaban que pudiera lograr una especie de milagro, en medio de una situación muy desagradable. Y lo que me preocupaba era que esto comenzaba a deteriorarse. Lo que estaba pasando era que la guerra se estaba acercando cada día más y más a Managua y que si fallábamos en sacar a Somoza, después de todo este desplome, no llegaríamos a nada.
Quiero decir, lo único que debíamos hacer era entregar a Somoza y me mantuve diciendo eso en varios foros. Y si fallábamos en sacarlo y detener el derramamiento de sangre, entonces, no teníamos nada.
La otra idea, que pensaba —al menos era posible— preservar algunos elementos de la Guardia Nacional, así se podía tener una transición con algunos miembros de una fuerza de seguridad que eran disciplinados y capaces de retener algún balance. Ahora, nuevamente, a simple vista, eso era ilusorio.
— Cuándo llegó a Nicaragua, ¿vio que eso era posible?
Pensé que era posible. Lo que lo hacía imposible era Somoza y eso era difícil de calcular. Una cosa que realmente no calculé bien fue cuán temeroso estaba. Pienso que lo que pasó al final prueba que él pensaba que la Guardia Nacional lo mataría. Desafortunadamente, no podía llegar hasta la Guardia Nacional, directamente, naturalmente; no había forma de que yo lograra eso y mi agregado militar no podía llegar a la Guardia tampoco, porque ellos estaban librando una guerra.
Discutí el futuro de la Guardia solamente con Somoza y su hijo. El plan se estaba elaborando poco a poco, al punto que los oficiales en la Guardia estaban involucrados. Trabajé un escenario con Somoza, en el cual él renunciaría bajo su propio proceso constitucional, para dar paso a un cese del fuego y un proceso de transición pacífico.
Mientras estábamos hablando de esto con Somoza, Bowdler, quien estaba en San José, estaba hablando ante la Junta.
El problema que veíamos, a simple vista, era que Somoza nunca confió en su propia Guardia, honestamente porque temía como lo hizo, que si alguna vez ellos pensaban que él iba a salir de Nicaragua y no lograr lo que a última hora les había prometido (que Estados Unidos iba a venir y una vez él se fuera, los apoyaría): ellos lo matarían. Y eso fue lo que frustró todo este juego. De pronto, ellos se vieron sin Somoza y sin la ayuda de Estados Unidos y se dispersaron.
— ¿Ellos colapsaron muy rápidamente?
Ellos colapsaron en las mismas 24 horas después de haberse ido. Todos se fueron para Honduras y otros lugares. Mi preocupación era el momento de su partida... esperando que Washington acordara que teníamos que iniciar el conteo regresivo. Estaba intentando empujar el conteo regresivo, sabes, el conteo regresivo de las 72 horas.
— ¿Por qué vio que las cosas se desmoronaban?
Tuvimos que cortar el abastecimiento a la Guardia. Habíamos detenido algún abastecimiento que venía de Israel; lo detuvimos en alta mar; desviamos los barcos. Le estábamos diciendo a sus antiguos proveedores en Centroamérica —Guatemala y otros—, ‘córtales el abastecimiento’. Ellos lo hicieron. Por eso, su material estaba terminando. Lo sabíamos.
También sabíamos que se estaban organizando las fuerzas de la oposición. Por eso, sólo podíamos percibir un sentido de cierre. No había forma de saber cuándo iba a romper. Creo que hubo mucho de espejismo por parte de Washington, en cuanto a lo que se podía hacer dadas las circunstancias. Y quizás sea natural, que estando sentado en Washington, uno crea tener más opciones que las que realmente tiene.
Fue un período intenso, apasionante. Nunca he visto tantos cables altamente confidenciales que iban y venían. Yo estaba enviando de tres a cuatro cables por día y recibía entre seis y siete de regreso. Era sencillamente... increíble. Era una embajada en estado de sitio. No teníamos mujeres ni familias. Teníamos una Sección de Seguridad de Panamá, por emergencia, para una evacuación.
— ¿Estaba en contacto con otros, aparte de Somoza?, ¿O necesariamente tenía que tratar las cosas con él?
No. Yo conversaba con mucha gente. Me reuní con la mayoría de estos hombres sabios. Hablé con el Arzobispo lo más que pude. En realidad, a los dos nos agarraron en medio de un tiroteo. Estaba conversando con él y de pronto, comenzaron a disparar a nuestro alrededor y tuvimos que suspender nuestra conversación. Lo conocí antes y fue la primera persona que visité. Es un caballero muy amable. El se ha endurecido a medida que pasa el tiempo, porque su vida ha sido difícil. Pero él es un viejo profeta que observa y escucha y fue muy crítico de Somoza por un largo tiempo.
Por eso, dialogué con él solamente para ver lo que él creía que estaba pasando. Y le dije lo que estábamos haciendo, la ruta que seguíamos (sacar a Somoza). Quería que él lo supiera. Dijo. “Bien, esa es una buena ruta. Trata de que se termine esta guerra. Este país está desangrándose a la muerte. Y si puedo ayudar en algo, con gusto lo haría”.
— Pero, nosotros no teníamos en realidad un entendimiento global de lo que estaba pasando
No, porque no teníamos nuestras “orejas” en el terreno. Esa embajada, creo, era un fracaso..
— ¿Pero, y la gente de la CIA?
La estación no era muy activa en Nicaragua, además, teníamos un embajador de respaldo durante y desde la década de los 70 hasta el momento en que Nixon dejó el puesto, quien solía pasarle cosas a Somoza todo el tiempo. Por eso, la estación estaba muy preocupada por la gran cantidad de información que se filtraba.
Somoza, debes tener en mente, era un tipo inteligente, que estaba realmente atado a nuestro sistema en una forma que era difícil de entender. Bien, usted puede ver con el Congresista Murphy. Pero él tenía muy buena inteligencia de lo que estábamos haciendo a los más altos niveles.
Y, sabe, por esa razón mucha gente estaba muy intimidada por Somoza, porque él podía mover palancas. En realidad, un día, él —creo que era la tercera o cuarta conversación que sosteníamos— llamó a Washington e intentó sostener un diálogo ahí. Y le dijeron: “Ahí tienes a nuestro hombre, habla con Pezzullo”.
Washington me llamó y me dijo: “Sólo queríamos [hacerte] saber eso”. Y la próxima vez que nos reunimos, caminó hacia mí y me dijo: “Escucha, ¿tienes mucho poder, no?”.
Y agregó: “Me dijeron en Washington que tengo que negociar contigo”.
* Extractos de una entrevista celebrada en 1989, que forma parte de los archivos digitales de la NSA. Traducida por Ivet Cruz.
18 DE JULIO DEL 2001 / La Prensa
Especial Urcuyo se “rebela” y Pezzullo abandona el país
El propio 17 de julio, el Embajador norteamericano le reclamó al sucesor de Somoza por la “violación” del acuerdo con Estados Unidos, de propiciar una salida pacífica al conflicto. Y le advirtió que tendría graves consecuencias.
Anastasio Somoza, vestido de fatiga, inspecciona las tropas que luchaban contra la guerrilla en la zona fronteriza con Rivas. Poco después fue obligado a salir. Roberto Fonseca L. Fue el 14 de julio de 1979, cuando el dictador Anastasio Somoza proporcionó al Embajador de Estados Unidos en Managua, Lawrence Pezzullo, la identidad de su sucesor. Se trataba del Presidente del Congreso, Francisco Urcuyo Maliaños, el mismo que en marzo de ese año había “decepcionado” al Oficial Político de la sede diplomática.
“Mi encuentro con Somoza estuvo bien”, reportó Pezzullo a sus superiores del Departamento de Estado, a través del Telegrama Secreto Managua 03204.
“Él (Somoza) ha seleccionado al congresista liberal Francisco Urcuyo como Presidente interino. Me reuniré con Urcuyo esta tarde para abordar su rol en este corto escenario”, añadió el diplomático norteamericano.
Sin embargo, Somoza y Pezzullo no llegaron a ningún acuerdo con respecto al otro paso que debía dar el dictador nicaragüense, antes de partir, nombrar a un nuevo jefe de la Guardia Nacional (GN).
Estados Unidos había sometido el nombre del coronel retirado Inocente Mojica, basándose en que gozaba de credibilidad entre la tropa y en la comunidad internacional. Pero, Somoza era de otra opinión.
“Somoza se negó y argumentó que Mojica estaba retirado y por tanto no era suficientemente conocido por la oficialidad activa para gozar de su apoyo y respeto”, señaló Pezzullo. Así que contrapropuso a su “viejo caballo de guerra”, el general Humberto Sánchez, o al “buen soldado”, el teniente coronel Alberto Moreno.
“Yo rompí la conversación en este punto para consultar las propuestas con mi staff”, señaló el diplomático norteamericano. Posteriormente objetaron ambas propuestas e insistieron a Somoza sobre la candidatura de Mojica, quien se encontraba en Guatemala.
Días después, el 17 de julio, luego de la salida de Somoza, Urcuyo informó al Oficial Político de la sede diplomática estadounidense que el nuevo jefe GN era el general Mejía, quien ya se había instalado y “había sido bien recibido”.
ADVERTENCIA A URCUYO
Recién regresaba de reunirse con Urcuyo Maliaños, cuando Pezzullo transmitió a sus superiores el Telegrama Secreto Managua 03250, con fecha del 17 de julio. Se trasluce que estaba muy irritado con el Presidente interino y con el nuevo jefe GN.
“Les dije a ellos que estaba molesto por sus recientes declaraciones, que indicaban que habían roto el acuerdo que teníamos con Somoza”, y acto seguido volvió a recontar las largas negociaciones con Somoza y algunos de sus colegas en el exilio. Sin embargo, se negaron a colaborar.
“Él (Urcuyo) me dijo que él era el Presidente constitucional y estaba preparado para entrar en diálogo con otras fuerzas, pero que no estaba preparado para entregar el poder a la Junta (de Reconstrucción)”.
“Le pregunté si su posición era firme, y él dijo que sí lo era. Yo le informé que tendría que avisarle de inmediato a mis superiores y le enfaticé que las consecuencias de su actitud serían graves, ya que prolongarían el conflicto y reducirían la posibilidad de una solución pacífica negociada”, reportó Pezzullo.
Entonces, “Urcuyo no se inmutó y Mejía no hizo comentario alguno”, concluyó.
PEZZULLO ABANDONA EL PAIS EN PROTESTA
Al día siguiente, Urcuyo hizo patente otra negativa a colaborar. Suspendió unilateralmente una reunión que el general Mejía sostendría con representantes del FSLN, para llegar a un cese del fuego. El lugar sería Puntarenas, Costa Rica.
Estados Unidos, entonces, dejó a Urcuyo a su suerte. Pezzullo recibió la orden de abandonar Nicaragua y trasladarse a Panamá, en vista de que los esfuerzos resultaban inútiles. Dos funcionarios menores de la sede norteamericana, uno de ellos el Oficial Político, se encargaron de darle la noticia al general Mejía, a través de una nota de prensa que le fue traducida al militar.
Ese mismo día, los cancilleres del Pacto Andino --Ecuador, Venezuela y Perú-- reunidos en San José, Costa Rica, rechazaron públicamente la maniobra de Urcuyo.
“Conminamos a Urcuyo a que acate la obligación de transferir el poder, único motivo por el cual lo detenta. Pues su permanencia en él, sólo contribuirá a que la contienda actual adquiera nuevas y más violentas dimensiones bélicas”, dijeron.
Poco después, desde la Embajada de Estados Unidos, en Tegucigalpa, se reportó la “llegada masiva” de altos oficiales nicaragüenses junto a sus familiares, a bordo de aviones secuestrados.
“Nos han dicho que muchos nicaragüenses pertenecientes al personal de la Fuerza Aérea y sus familias han comenzado a arribar al aeropuerto de Tegucigalpa. Algunos de los aeroplanos son C-46, C-47, DC-6, tres helicópteros, dos Push-Pull y tres Cessnas”, reportó Jaramillo, en el Telegrama Secreto Tegucigalpa 03859.
“El gobierno de Honduras los ha considerado refugiados. Nos mantendremos al tanto de los acontecimientos”, añadió.
URCUYO NO AGUANTO
El Telegrama Secreto Guatemala 04694, originado el 19 de julio y firmado por Ortiz, indicó que circulaban rumores de la llegada intempestiva de Francisco Urcuyo Maliaños, Presidente interino de Nicaragua a Guatemala, a bordo de un avión C-47. Se había registrado en un hotel de esa ciudad.
ACOMPAÑANTES RUMBO AL EXILIO
En tres Telegramas Secretos, enviados por Pezzullo al Departamento de Estado de los Estados Unidos, quedaron registrados los nombres de todos los integrantes de la comitiva que acompañaría al dictador Anastasio Somoza, en su partida, el 17 de julio de 1979.
Estos son los nombres.
1.- Anastasio Somoza Debayle Pasaporte Ordinario 360872
2.- José Somoza Pasaporte Ordinario 360866
3.- Samuel Genie P. Ordinario 360881
4.- Ida de Genie P. Ordinario 0360859
5.- Luis Pallais Debayle P. Diplomático 4047
6.- Luis Valle P. Diplomático 4025
7.- Julio Quintana P. Diplomático 4389
8.- Orlando Montenegro P. Diplomático 3752
9.- Petra de Montenegro P. Diplomático 4091
10.- Manuel Centeno P. Ordinario 203081
11.- Justo García P. Diplomático 2798
12.- Armel González P. Diplomático 3709
13.- Annelie E. de González P. Diplomático 3710
14.- Guillermo Noguera P. Diplomático 4259
15.- Dr. Edgard Solano P. Ordinario 358421
16.- María Elena de Porras P. Ordinario 360819
17.- Humberto Corrales P. Ordinario 360869
18.- Francisco Argeñal P. Diplomático 2773
19.- Enrique Sánchez P. Diplomático 1123
20.- Danilo Munguía P. Oficial 016820
21.- Lizandro Delgadillo P. Oficial 019017
22.- Max Kelly P. Ordinario 272863
23.- Orlando Flores P. Ordinario 360851
24.- Armando Fernández P. Ordinario 360867
25.- Noel Somarriba P. Ordinario 360873
26.- César Napoleón Suazo P. Ordinario 360817
27.- Alberto Luna P. Ordinario 360808
28.- Gregorio Pichardo P. Ordinario 360875
29.- Levy Sánchez P. Ordinario 360871
30.- Gustavo Medina P. Ordinario 360826
31.- Nicolás Valle Salinas P. Ordinario 360868
32.- Aquiles Aranda P. Ordinario 360876
33.- Armando Jirón P. Ordinario 362937
34.- Jerónimo Linarte P. Ordinario 360874
35.- Victorino Lara P. Ordinario 360870
36.- Miguel Blessing P. Ordinario 360820
37.- Rafael Cano P. Diplomático 4481
38.- Adonis Porras P. Ordinario 360877
39.- Anastasio Somoza Portocarrero P. Diplomático 2519
Telegrama Secreto Managua 03228
1.- Dr. Edmundo Bernhein (Ciudadano norteamericano). P. USA Z2155016
2.- César Grijalva P. Diplomático 4197
3.- Remy Renner P. Diplomático 3791
4.- Alceo Tablada P. Diplomático 3543
5.- Pablo Renner P. Diplomático 2313
6.- Amelia González de Gutiérrez P. Oficial 15427
7.- Vilma de Moreira P. Ordinario 333989
8.- Carlos Silva P. Ordinario 313297
9.- María Guadalupe Lacayo P. Ordinario 228907
10.- Abraham Gutiérrez P. Ordinario 360834
11.- Raymundo Torres P. Ordinario 360879
12.- Gonzalo Martínez P. Oficial 14827
13.- Concepción Saballos P. Ordinario 360829
14.- Orlando Zeledón P. Ordinario 360890
15.- Bayardo Jirón P. Ordinario 360895
16.- Alberto Montealegre P. Ordinario 360891
17.- Raúl Lagos P. Ordinario 360827
18.- Eduardo Sandino P. Ordinario 360898
19.- Rafael Cano P. Ordinario 360889
20.- Francisco Argeñal Papi P. Diplomático 4516.
19 DE JULIO DEL 2001 / La Prensa
Testimonio de un protagonista: Las últimas horas de Somoza
Horas después de abandonar Nicaragua, el 17 de julio de 1979, Anastasio Somoza Debayle, en estado de ebriedad, llamaba a sus funcionarios y a los jefes de la Guardia para que resistieran, prometiéndoles refuerzos. Así lo relata Dionisio Marenco, miembro en ese momento de la comisión del exterior del FSLN y de la que coordinaba la transición de gobierno
Somoza revisa la situación de las fuerzas de la Guardia Nacional en plena insurrección de 1979. (Derecha) Dionisio Marenco en los primeros años del gobierno sandinista. LA PRENSA/ARCHIVO.
Dionisio Marenco*
La dictadura somocista fue derrocada el 19 de julio de 1979. Fue un triunfo aplastante en que el ganador se llevó todo, hecho importantísimo para comprender los eventos posteriores.
En la madrugada del día 17 de julio de 1979, el Gral. Anastasio Somoza Debayle huye de Nicaragua, derrotado por las fuerzas del FSLN, en su avión particular con destino a Miami. Con Somoza, hijo del fundador de la dinastía de su mismo nombre y hermano de Luis, también ex presidente de Nicaragua, finaliza un período de aproximadamente 40 años de gobierno dictatorial y corrupto.
En la mañana de ese día, 17 de julio, el Dr. Francisco Urcuyo Maliaño sería investido Presidente de Nicaragua por el Congreso de la República, y al mismo tiempo, en San José de Costa Rica, la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional se preparaba para volar a Managua y tomar el poder. El período del Dr. Urcuyo Maliaño era, por tanto, de carácter transitorio, de unas horas, mientras asumía el gobierno de reconstrucción nacional.
Urcuyo Maliaño es investido, pero ocurre lo inesperado. Él se proclama presidente para terminar el período de Somoza y desconoce todo lo acordado con los mediadores internacionales, tanto de EE.UU. como de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En el puesto de mando general sandinista, llamado Palo Alto, se acelera la comunicación con cada frente de guerra. Los acuerdos se han roto y el FSLN analiza las consecuencias. ¿Será una maniobra norteamericana para invadir Nicaragua y evitar el triunfo militar del FSLN? ¿Será un libretazo de Urcuyo? ¿Se habrá recompuesto la Guardia Nacional?
La Guardia Nacional tiene nuevo comandante en jefe: el coronel Federico Mejía González, ascendido esa madrugada al grado de General. Previamente ha sido dado de baja todo el alto mando militar.
Militarmente, el cuadro es en extremo complicado para la Guardia Nacional. El FSLN controla las plazas principales y está combatiendo en toda Nicaragua. El gobierno provisional de Urcuyo prácticamente se encuentra reducido a las instalaciones de la Loma de Tiscapa. Managua es una isla. Se puede afirmar que Managua está aislada, pero no se ha rendido.
Si bien el terreno militar era de clara ventaja posicional, el terreno político era aún más ventajoso para el FSLN. La dictadura había perdido la batalla, a mi juicio, desde el día en que asesinaron, de rodillas y con los brazos en alto, al periodista Bill Stewart, corresponsal de la cadena norteamericana ABC, en las calles de Managua. El asesinato fue filmado.
La Junta de Gobierno, la dirección del Frente, negociaban con los delegados del gobierno de los EE.UU., encabezados por el embajador William Bowdler. La OEA tenía su misión, encabezada por el almirante Ramón Emilio Jiménez, canciller de República Dominicana, el canciller de Panamá, Carlos Ozores, y por el gobierno de Costa Rica, sede física del gobierno provisional, su presidente Rodrigo Carazo Odio y su ministro de Seguridad, Johnny Echeverría Brealy.
El corazón de la petición norteamericana era la ampliación de la junta de gobierno con ciudadanos provenientes de la empresa privada y partidos ligados al Frente Amplio Opositor (FAO). Incluso se barajaron algunos nombres de militares activos de la GN, como el coronel Otto Inocente Mojica y Gustavo Guillén. Para esa fecha, un grupo de militares de la Guardia Nacional ya estaban participando en las actividades revolucionarias. Entre otros, el coronel Bernardino Larios, después primer Ministro de Defensa del gobierno revolucionario, el coronel Guillermo Mendieta, el capitán Balladares, el coronel José Wenceslao Mayorga y el teniente Buitrago, capturado en el frente sur.
De manera especial debo señalar la participación decisiva de los pilotos y capitanes Manuel Porras y Agustín Román, muerto este último años después en un ataque aéreo contrarrevolucionario al Aeropuerto Sandino. También el ingeniero y capitán piloto Modesto Rojas.
Producto de las negociaciones, el recién nombrado Jefe de la Guardia, General Mejía González, se reuniría con nosotros en Puntarenas, Costa Rica, para negociar la rendición formal de la GN y la constitución de un estado mayor conjunto entre la Guardia depurada de oficiales corruptos y la jefatura militar sandinista. Mitad guardias, mitad guerrilleros. Difícil de imaginar ahora, pero así era. Llegamos a acordar, incluso, que la guardia estaría de la Aviación, hoy cuartel de policía “Ajax Delgado” hacia el oeste, y el Frente Sandinista de allí hacia el este. El objetivo era el control del aeropuerto.
Volamos a Puntarenas, a las 6:00 horas de ese 17 de julio, en compañía del coronel Larios y el grupo de guardias nacionales rebeldes, en un avión piloteado por Enrique Montealegre, viceministro de Seguridad Pública de Costa Rica. Viajaba también Johnny Chaverry, no Echeverría Brealy, entonces jefe de la seguridad de Costa Rica.
En Punta Arenas se nos juntó Edén Pastora, quien llegó por tierra, sumamente cansado, exhausto, llegó sólo a caer dormido.
Esperamos hasta las 10 horas y al ver que no llegaba Mejía González, me comuniqué con el puesto de mando, con Humberto Ortega, quien me dijo que presionara al viceministro tico para obtener respuesta por la ausencia de Mejía González. Este se comunicó con sus superiores y nos informaron la cancelación de la reunión. Casi al mismo tiempo, Urcuyo se proclamaba Presidente y rompía los acuerdos, abriendo el paso al triunfo total del FSLN.
Al llegar al aeropuerto de San José, cerca del mediodía, nos encontramos con los miembros de la junta que estaban listos para volar a Managua: Sergio Ramírez, Doña Violeta Barrios de Chamorro y Alfonso Robelo. Era una despedida oficial, con niños embanderados, alfombra roja y ceremonial diplomático. Era el nuevo gobierno que salía para Nicaragua. Daniel ya estaba en León, en el frente occidental y Moisés Hassan con los combatientes en Masaya. Estas cinco personas formaban el Gobierno de Reconstrucción Nacional.
En un pequeño salón de protocolo, aparte de los miembros de la junta, el almirante Jiménez, el canciller Ozores, un militar panameño cuyo nombre no recuerdo, Monseñor Obando y Bravo, el reverendo Bismarck Carballo, Ismael Reyes, jefe de la Cruz Roja Nicaragüense, Alfredo César, secretario de la Junta de Gobierno, y yo, nos aprestábamos a volar como avanzadilla para coordinar la transición de Urcuyo a Monseñor Obando y de éste a la Junta de Gobierno. Este proceso se daría al final del día 17 de julio de 1979 en el Hotel Camino Real de Managua.
En ese momento, cerca de las 13:00 horas, recibí una llamada de René Núñez Téllez, también miembro de la comisión que atendía el trabajo exterior del FSLN. Me dice que el aeropuerto está lleno de francotiradores y que garanticemos mecanismos de protección, para la misión de avanzada. En realidad lo que había era anarquía porque los guardias y somocistas querían huir del país al mismo tiempo.
Le transmito al almirante Jiménez la información que me acaba de dar René. El se sorprende y me dice: “Coño... ¿y entonces quién nos protege a nosotros?”. Yo le respondo: Usted me protege a mí, lo que tenemos que averiguar es quién lo protege a usted. Se comunicó por teléfono con el embajador Bowdler, en ese momento en la oficina presidencial de Rodrigo Carazo y, por lo que pude entender, aquél no pudo darle garantías mínimas para su seguridad. El viaje se cancela, fueron sus palabras. Inmediatamente partió para Casa Presidencial en San José.
Al suspenderse el viaje de la junta, por la actuación de Urcuyo y el caos creado por los guardias en desbandada, el “gobierno” revolucionario decide otra forma de entrar al país. El gobierno tico presionaba para que la junta saliera de Costa Rica y se constituyera en gobierno dentro de Nicaragua.
Cerca de las 20:00 horas, en la casa de Sergio Ramírez, el vicepresidente tico, José Miguel Alfaro, y el viceministro de Seguridad, Montealegre, se instalan a presionar por la salida de la Junta.
Yo me oponía a salir en un vuelo clandestino, que dejaba al enemigo el pleno conocimiento de la ruta y la hora del vuelo. En otras palabras era un vuelo suicida. Pero prevaleció el criterio de partir.
Se organizaron dos aviones. Uno comandado por Modesto Rojas, uno de los mejores combatientes que yo conocí, y otro comandado por Román o Lara y un copiloto tico, cuyo nombre no recuerdo.
Faltando 10 minutos para las doce de la noche del 17 de julio de 1979, la junta alzó vuelo hacia León, la capital liberada de la Nicaragua revolucionaria.
En un avión venían doña Violeta, José Bárcenas Levy, Juan Ignacio Gutiérrez Sacasa y Alfredo César Aguirre; y en la otra el Padre Ernesto Cardenal, Alfonso Robelo Callejas, René Núñez Téllez y Sergio Ramírez Mercado.
En el hangar quedamos Tito Castillo y yo. Fuimos bajados en el último momento para ceder el cupo a René y otro de los compañeros.
La junta llega a un aeropuerto clandestino en la carretera a Poneloya, en la madrugada del 18 de julio y se constituyó un gobierno provisional en territorio leonés.
OFRECEN RENDIRSE
- Serían las 9 de la mañana del día 18 de julio y en el centro de radio iniciábamos la producción de la transmisión de Radio Sandino clandestina, que saldría al aire por la noche de ese día 18 de julio de 1979. De pronto una llamada telefónica, pide hablar con el responsable de la unidad. Al contestar, se me identifica alguien como el coronel Néstor Chacón, del servicio de comunicaciones de Nicaragua, o sea Telcor.
- Me dice que desean rendirse y piden instrucciones sobre qué hacer. Al comienzo lo único que atino a decirle es que saque una bandera blanca para que nuestras unidades conozcan su decisión. Me dice que no tiene. Bueno, pues, saque una sábana, le digo. Yo me comunicaré de inmediato con las unidades más cercanas para que entren en contacto con usted. Debemos recordar que las fuerzas combatientes sandinistas estaban fuera de Managua y era muy difícil para nosotros garantizar algo en la propia ciudad.
- Se me ocurre preguntarle si sabe algo de Somoza y me dice que el día anterior (17 de julio) había llamado por teléfono desde Miami. Me da el número telefónico donde está Somoza y me cuenta que se le escuchaba bastante tomado, que le había dicho a Urcuyo que resistiera, que pronto le llegarían refuerzos y el mismo mensaje le daba a los guardias.
- El coronel Chacón continúa comentándome que Somoza vuelve a llamar por teléfono el día 18 por la mañanita y ya ha cambiado de opinión. Le dice a Urcuyo y a la Guardia que los yanquis lo tienen prácticamente preso y que tienen que cumplir lo acordado.
* El autor es en la actualidad asesor de Daniel Ortega Saavedra, candidato presidencial del Frente Sandinista (FSLN).
Guardias reconcentrados en los cuarteles
Los Sevilla Somoza describen cómo fue la entrega a los sandinistas de la Embajada en Washington Las últimas horas del poder Semanario 7 días,Edición 303 del 12 al 19 de julio del 2001
* Bailaron embriagados sobre un piano de cola que Tacho Somoza García había regalado a su hija Lilliam en 1953.
* "A Carlos Fonseca mi tío le salvó la vida dos veces pero le dijo a su padre que a la tercera no había otra oportunidad".
* "Si mis tíos hubieran sido asesinos no existirían ninguno de los sandinistas que cayeron en sus manos".
Anastasio Somoza Debayle, Anastasio Somoza García y Luis Somoza Debayle, el trío de la dinastía que gobernó Nicaragua por más de 40 años.
Luis Ramón Sevilla Somoza, elegante joven que actualmente está dedicado, junto con su hermano Alejandro, a la recuperación de las propiedades de su familia, todavía se siente dolido con algunas experiencias que le ha tocó vivir en el 79, después del triunfo del 19 de julio. Para él y su familia, han sido días aciagos y amargos. Guillermo Sevilla Sacasa dejó de ser Embajador de Nicaragua en Washington, y toda su rutina diplomática se resquebrajó. Su destitución no fue ejecutada de acuerdo a las tramitaciones diplomáticas en estos casos, sino que fue conminado por el Departamento de Estado a entregar la sede al relevo sandinista. Según comentó una vez el escritor Erick Blandón, uno de los que fue comisionado para asumir la embajada en Washington, doña Salvadora Debayle de Somoza, madre de Lilliam, al llegar a la sede los confundió con los conservadores: "Cachurecos, cachurecos", habría mencionada la anciana, en el momento crucial de dejar la sede diplomática.
Otro hecho desconocido hasta hoy, fue que la sede de la Embajada de Nicaragua en Washington colindaba con la Embajada de Alemania, durante la segunda guerra mundial y el FBI utilizó la sede nicaragüense para espiar a los diplomáticos germanos. Inclusive se llegó a instalar un aparato para controlar las comunicaciones.
En fin un mar de recuerdo, anécdotas y hechos históricos, imposibles de registrar en una entrevista de dos horas, guarda esta familia en esa maravillosa maquinaria que se llama "cerebro". Por supuesto muchas cosas quedan atrapadas en ese escondrijo de la memoria, que no se sueltan por aquello del "top secret".
Alejandro Sevilla Somoza, describe los momentos del derrumbe del poder que había ejercido su familia durante más de 40 años en esta entrevista con 7 DIAS:
¿Qué ocurrió con los bienes de la Embajada de Nicaragua en Washington?
Esos terrenos siguen perteneciendo a la Embajada de Nicaragua. A la residencia de donde tuvimos que salir, los sandinistas la aseguraron por dos millones de dólares y después fue vendida por ochocientos mil dólares. Hoy día en esta propiedad hay 16 casas que valen más de dos millones de dólares. No sabemos quién la compró pero dar ochocientos mil dólares por esa propiedad es un regalo.
¿Ustedes han presenciado el "desalojo" de la residencia donde su familia había vivido durante tantos años?
En julio del 79 yo estuve en Miami, ahí por el veinte mi papá me llamó a mí y me dijo: "Veníte a Washington porque van a desalojar la residencia". Fue bastante duro ver la transformación del ánimo de mi papá, porque el Departamento de Estado de un día para el otro cambió su trato para con nosotros. El Subsecretario de Estado Warren Christopher, lo llamó de sus oficinas en el Departamento de Estado y le dijo: "Don Guillermo Sevilla, se tiene que ir ya porque hay un nuevo Gobierno". Entonces, mi papá respondió: "Es imposible que yo me vaya porque oficialmente no me ha quitado el Gobierno de Nicaragua, sea quién sea, el Gobierno de la democracia de Somoza, o el nuevo Gobierno de los sandinistas".
Mi papá negoció con los muchachos que entraron a la embajada y quedaron que íbamos a convivir en el edificio durante siete días. Era una casa bien grande, ellos tomaron el primer piso, y nosotros tomamos el segundo y el tercero. Casualmente, hace poco me encontré con el muchacho que estuvo haciendo lobby por los sandinistas unos dos años antes de la caída y que era encargado de la toma de la residencia; entonces, estábamos recordando los diferentes aspectos de aquellos sucesos. Ellos se metieron mientras estábamos desalojando las pertenencias particulares, y vieron cada cosa, desde los calzoncillos, fotos, muebles... Cuando querían quedarse con algo, sólo decían: "Esto es del pueblo". Sacamos la mayor parte de la ropa, documentos, libros, pero el resto de cosas, los muebles, los bienes, todo se quedó ahí.
¿Recuerda especialmente algún objeto?
El piano de cola que era de mi padre. Ahora este piano está en la Cancillería de Nicaragua en Washington, hace poco Alejandro hizo gestiones tratando de recuperarlo. Ese piano fue un regalo de mi abuelo Anastasio Somoza García a mi mamá en el año de 1953. Cuando los sandinistas cuando llegaron al local, bailaron sobre el piano, tuvieron un gran fiestón y nosotros lo escuchábamos desde el segundo piso de la misma casa, sinceramente mortificados.
¿Doña Salvadora Debayle estuvo presente en aquellos momentos?
A ella logramos sacarla, era la madre de mis tíos y nos dábamos cuenta del odio visceral que había contra Somoza. Nos quedamos sólo tres hermanos empacando las pertenencias particulares.
Mi papá estaba muy triste, muy desilusionado, porque era un hombre de carrera diplomática, que ha estado en intervenciones internacionales, en cosas serias... Tal vez, su tristeza se debía a que el nuevo Gobierno, por lo menos aquellos muchachos que vinieron a tomar la embajada, eran unos chavalos loquitos. El se tuvo que tragar la pastilla, su orgullo y dejar a la historia pasar.
También nos sorprendió la actitud del Gobierno de los Estados Unidos, mi papá ya tenía 36 años de estar en los Estados Unidos, había pasado siete Presidentes americanos, él era una figura que todo el mundo conocía y lo trataron casi como de quinta clase.
Según su criterio, ¿a qué se debió tal proceder de los Estados Unidos?
Para mí, regresamos a la misma maldita palabra: la política del Presidente Carter. Ahora los historiadores están afirmando que ésa fue una de las políticas más negras para la historia de los Estados Unidos. No solamente Nicaragua, muchos otros países en el mundo, se vieron forzados a retroceder por la equivocada política de los Estados Unidos en ese momento.
En defensa del modelo
Luis Ramón y Alejandro Sevilla Somoza, se niegan a aceptar que la dinastía somocista causó los estragos que se le atribuyen en Nicaragua.
Al punto interviene Guillermo Sevilla Somoza: "Si los Estados Unidos hubieran implementado otra política, como se ha visto después del año 1979, o sea, entrar, negociar, ser más proactivos, todo hubiera sido distinto. Se han presentado situaciones mucho más difíciles, como en Haití, Angola, Panamá; hay muchos ejemplos donde los Estados Unidos ha hecho más cosas para llegar a una solución más positiva para sus intereses. Pero aquí sabemos la historia: se dieron vuelta y dejaron que una revolución internacional tomara pie en este país, con la intervención directa de Panamá, de Venezuela, de Cuba, inclusive de Costa Rica.
En los últimos seis meses a los Estados Unidos se les prendió la luz de que éstos eran realmente comunistas pero todavía no sabían cómo parar las cosas. La actuación del Presidente Carter y del Departamento de Estado en ese entonces no tiene excusas. Ellos estaban cubriendo los errores que cometieron y van a estar cubriendo todos esos errores y defendiéndose siempre.
Por ejemplo, mi tío ofreció el plebiscito, pero las condiciones que exigieron los del otro lado eran totalmente irracionales: que él tenía que salir del país, que el proceso debía ser manejado por extranjeros. Él estaba manos arriba, los americanos del Gobierno no le estaban dando ningún espacio, el ex embajador de los EE.UU. en Nicaragua Laurence Pezzullo dice el duro fue Somoza, y en realidad fue el otro lado.
Acto seguido, vuelve a la carga Luis Ramón Sevilla Somoza: "Respaldo lo que dice Alejandro. Mi tío Anastasio quería terminar su período, para no quebrar el sistema que tenía este país, porque había elecciones, él quería salvar el sistema democrático, don Francisco Urcuyo Maliaños iba a reponerlo a él. Es mentira que mi tío se iba a reelegir en el poder, en la familia sabíamos que mi tío ya estaba agotado y se daba cuenta de que los tiempos tenían que cambiar.
La crítica nuestra es por qué los sandinistas no se metieron en el sistema a través del Partido Comunista que existía legalmente en Nicaragua, en vez de volar "pija" con Galil y Fal. Eso es lo que nos molesta: que los sandinistas que no se metieron en el sistema y que los Estados Unidos no nos apoyaron.
De nuevo interviene Alejandro Sevilla: "Es como que si los FUAC, porque ellos quieren tierras u otras cosas que reclaman del Gobierno, vayan a seguir volando balas y asesinando a gente inocente diez años más, porque son criminales, son terroristas, etc. Tal vez, la gente no entiende que los Somozas no quebraron el sistema y los sandinistas sí, y eso es lo más grave que hicieron en este país".
"Ahora hablemos un poco de historia. En 1997 ó 1998 salió publicado un trabajo de la AID, donde se habló de cuáles eran los Gobiernos menos corruptos y salió que el menos corrupto era el Gobierno de Somoza, eso salió publicado."
"En el 74, Somoza Debayle fue electo, aquí estuvo la OEA supervisando las elecciones. ¿Por qué la supervisión de la OEA no legitima a él pero sí legitima a doña Violeta Barrios de Chamorro? Hay que ser parejos en como juzgar a los Gobiernos.
Dicen que Somoza era asesino. Pero todos los sandinistas que estaban en las cárceles están vivos, hay muchos mitos que han creado alrededor de los Somozas. Como estaba diciendo Luis Ramón, lo único que mi tío quería era terminar su período, pero un montón de equivocados en este país no tenían la paciencia de esperar un año y medio. Por esa falta de paciencia en este país se perdieron cuarenta años de desarrollo.
Otra vez Luis Ramón retoma el hilo de la conversación: "Carlos Fonseca es un buen ejemplo de que mi tío no era ningún asesino. La Guardia Nacional lo agarró dos veces y recuerdo que su padre Fausto Amador, que fue mi profesor cuando vine de los Estados Unidos, me dijo: "Ve, Luis Ramón, mi hijo se ha ido a la izquierda y él anda en lo que anda, lo han capturado dos veces y tu tío Tacho me ha dicho que la tercera vez cuidado que no queda vivo". Tal vez, ahora la gente ve a Carlos Fonseca como un mártir guerrillero estilo nica, está de moda, pero era un terrorista, mataba gente, era un asesino".
¿Ese término que usted usa es terrible y ofensivo para uno de los héroes sandinistas, puede demostrar a quién asesinó Carlos Fonseca?
No sé a quién mató, pero era el caso de los guerrilleros, él mataba. El mismo Fausto Amador, su padre nos dijo: "Este muchacho es loco y lo van a joder", pasaron los años y a él lo agarraron y lo mataron, pero ya eran tres veces.
Los pro y los contra Guillermo: "No cabe duda de que hubo excesos, que el sistema somocista no era perfecto, pero era un sistema que estaba llevando al país hacia una democracia, habían elecciones. Aquí lo llaman dictadura porque el Presidente de la República, también era oficial de la Guardia Nacional, el vínculo estaba muy cercano, por eso dicen que era el control total. Sin embargo, eso no era tan así".
"Es otro mito que la población de Nicaragua odiaba al sistema somocista, pero sólo había cinco mil hombres armados para controlar a una población de tres millones de habitantes. Los sandinistas tuvieron que tener cien mil hombres armados para controlar más o menos la misma población."
"Puede ser cierto de que a ciertos oficiales de la Guardia Nacional se les pasó la mano, cometieron excesos, no cabe duda. Lo de Bill Steward, el periodista norteamericano, fue horrible, lo vimos en la televisión, eso fue lo que no toleraron los Estados Unidos. No obstante, no todos saben que aquel oficial de la GN ya había estado más de dos semanas en combate, perdió los estribos e hizo una barbaridad, eso no es correcto, pero hay que ver los dos lados del cuento."
"Si medimos el sistema que teníamos acá, como un vaso de agua, se puede decir que el vaso está medio lleno o medio vacío, los impacientes equivocados decían que estaba medio vacío y preferían botar toda el agua y empezar de nuevo con los sandinistas y sabemos esa historia negra. Si todo el mundo hubiera aguantado ese año y medio para tener las elecciones y el sistema hubiera continuado, hubiéramos tenido una democracia, un país pujante, Nicaragua hoy día sería otra cosa. Nicaragua está en crisis no por culpa de los Somozas, es la culpa de los equivocados que entregaron a Nicaragua a un montón de bandidos comunistas."
¿Pero usted habla de los Somoza, como unos "angelitos", no recuerda que su abuelo entra al poder producto de un golpe contra su propio tío?
"Mi abuelo entra en 1937 electo popularmente, antes Juan Bautista Sacasa sintió la presión y se fue del poder, pero mi abuelo no se hizo Presidente hasta en 1937. Además, no podemos juzgar a gente en el pasado con las reglas del juego de hoy, en los años treinta había depresión mundial, Nicaragua tenía medio millón de habitantes, era un pueblo atrasado, esto era como los días de los vaqueros en los Estados Unidos, donde las reglas eran otras pero estamos tratando de aplicar las de hoy."
¿Qué conocimiento tiene sobre el romance entre Dinorah Sampson y Anastasio Somoza Debayle?
No conozco la historia de esa relación. Para nosotros, fue un roce familiar, porque no sabíamos como tratar la situación. Obviamente, teníamos cariño para mi tío Tacho y también para mi tía Hope, y eso era una cosa que estaba en medio. Muchos en la familia no entramos en esa discusión, también mi mamá se quiso poner aparte, creo que vio a la Dinorah un par de veces, y eso es todo. Mi mamá se quedó apartada de la Dinorah y nunca tuvo una relación amigable con ella, porque no vio su relación con mi tío como una cosa correcta.
¿Y qué postura asumió su padre?
Bueno, mi papá siempre fue político, diplomático, y obviamente, tenía que respetar los deseos de su jefe, y respetar su vida personal.
Creo que vi a Dinorah una vez, estaba en una fiesta, pero fue una cosa pasajera, recuerdo que era simpática, atractiva, ella y mi tío llegaban juntos. Realmente desconozco los detalles, no como otros aspectos de la familia que he investigado, éste es uno que no me interesa, a mí no me atraen las telenovelas.
¿A qué se dedica Dinorah Sampson actualmente?
Según sé, ahora vive en Miami, está quebrada y punto, no la he visto desde los años setenta, no creo que tenga negocios, no tengo idea, yo sé que ella perdió una bodega por no pagarla y los bienes que estaban allí adentro fueron a subasta, allí es donde salieron un poco de cosas personales de la familia Somoza. La casa subastadora tuvo la gentileza de llamar a la familia Somoza Portocerrero y la familia sacó sus cosas, pero los Sevilla Somoza no teníamos nada que ver con eso. Me contaron que se rescataron unas fotos, unos documentos, cosas muy personales.
¿Cómo está José Somoza?
Papá Chepe vive en Miami, tuvo un derrame y está en silla de ruedas, paralítico pero puede hablar con muchas dificultades. Todavía es bien chispa, él se pone triste por lo que está pasando en Nicaragua y de no poder participar, él ve lo que estamos tratando de hacer acá y se emociona pensando que aquí estamos trabajando y luchando, y le gusta esta idea.
10 DE AGOSTO DEL 2000 / La Prensa
Entrevista con "El Chigüin"
Primera entrega
LP: El interés de su padre por sus estudios militares siempre se interpretó como parte de los arreglos que estaba haciendo para ponerlo en el camino a la sucesión. ¿Cómo se organiza la EEBI?, ¿Quién fue el estratega?
ASP: "El general Somoza no tenía ni el menor interés en armar una sucesión porque él era consciente de los tiempos que estaba viviendo, era una persona que no hacía las cosas familiares planeadas, si las hubiera hecho planeadas me hubiera forzado a ir a West Point y no hubiera ido a Harvard como escogí yo.
Mas bien nos amonestaba a todos y nos decía que cuando se retirara en el 81 ninguno de nosotros iba a estar en edad de meterse en política, porque en el 81 yo hubiera tenido 30 años y la Constitución decía 40 años y ningún miembro de la familia estaba interesado en estar involucrado en política.
Lo de la EEBI viene de que me gradúo de Estado Mayor y regreso a Nicaragua y el general me puso en la casual, no fue hasta el 77 en que el jefe de la misión militar de Estados Unidos se aparece un día y le dice al general que por qué no me nombra comandante de la escuela que había existido desde lo años 40, que al principio le decían "La Pelona".
Era como que lo mandaran a uno a la disciplinaria porque era entrenar reclutas. Lo que hice es que le pedí un favor: Si me va a mandar a ese lugar, deme la oportunidad de escoger a mi oficial ejecutivo y me busqué a un joven brillante, graduado de las mejores escuelas de infantería cuya mayor ambición no era estar en medio de combates, sino que era ir a estudiar a Lovaina, en Bélgica, era el capitán Justiniano Pérez.
Con 120 soldados comenzamos a tratar de mejorar y montar una escuela de infantería al estilo que habíamos vivido tanto Pérez como yo en Estados Unidos".
LP: ¿Cuál fue su propósito con esa escuela?
ASP: "El propósito mío fue de buscar la mejor manera de entrenar los nuevos soldados de la Guardia. No había una gran estrategia, se fue armando conforme iban llegando nuevos oficiales. Tenían grandes aspiraciones para el profesionalismo de la Guardia y ellos eran la inspiración de donde iba saliendo para modificar los entrenamientos, para sacar a soldados más educados, más responsables, más cívicos y a la vez un mejor guerrero".
LP: ¿Cuál era el concepto, la filosofía de la EEBI?
ASP: "Era tratar de crear un soldado profesional, apegado a la ley, respetuoso de los civiles y ante todo que sirviera de germen dentro de la Guardia Nacional e inyectarle una sangre nueva a la Guardia".
LP: ¿Y usted cree que logró ese propósito?
ASP: "Veíamos que la Guardia Nacional había sufrido un desgaste tremendo del terremoto al 77, porque todo ejército que tiene que actuar como policía sufre un desgaste, porque la realidad es que los oficiales quieren ser soldados, no quieren ser policías.
Dentro de los planes aprobados, debíamos educar a los nuevos para que fueran llenando las unidades operativas de la Guardia en su función de ejército y re entrenar al resto de la Guardia para la función policial y eventualmente así los altos mandos pudieran decidir una división oficial de ejército y policía, pero eso nunca llegó a ser porque había mucha oposición dentro de la Guardia.
La juventud de la Guardia sí quería esa división, al fin y al cabo lo que decidió el argumento es que no había presupuesto y el general Somoza decidió que no había dinero para estar manteniendo 10 mil hombres improductivos".
LP: ¿No es una traición a sus propios propósitos como comandante de la EEBI, no solamente haber traído mercenarios de la talla de Mike Echanis, sino el haber establecido una guía de carácter como aquella en la que un oficial gritaba frente a la tropa: ¿Qué debe hacer un soldado?. –"Matar, matar". ¿Qué son ustedes?. "Soldados". ¿Qué son realmente? –"Tigres". ¿Qué comen los tigres?. "Sangre roja". ¿La sangre de quién?. "Del pueblo".
ASP: "¿Que, qué?, ¿Quién decía eso?"
LP: La EEBI.
ASP: "¿Según quién?"
LP: Según el propio Echanis, que lo confirmó en un artículo en la revista "Soldiers Fortune" y porque yo vivía a cuadra y media del Hospital Militar y a veces desde la calle podía escucharse el entrenamiento.
ASP: "Si usted lo escuchaba, entonces yo se lo creo. Le voy a explicar: Yo no traje a Mike Echanis, a Echanis nos lo metieron los americanos. ¡Que lo oiga la Embajada!.
Llegó un teniente coronel cubano de los que se habían enganchado después de lo de Bahía de Cochinos y de repente se aparece a Nicaragua Mike Echanis, me mandan a llamar a mí y me lo presentan para asistirme en el entrenamiento. Hubo un disgusto tremendo entre los oficiales porque los oficiales decían que para qué necesitábamos nosotros a éste. Al final lo que se logró como compromiso, porque teníamos la orden de tener a Echanis ahí, era no meterlo en el entrenamiento general sino enfocarlo a un entrenamiento tipo SWAT Team.
Echanis se dedicó a entrenar a un grupo más pequeño y nos echamos encima las recriminaciones del oficial cubano que quería a Echanis entrenando a todos los reclutas. Echanis era un tipo entrenado para el Delta Force de Estados Unidos que había sido de baja en el Ejército de Estados Unidos y es por eso que los oficiales se resistían porque no les gustaba lidiar con gente a sueldo, porque ellos se consideraban profesionales.
Por presión política terminó entrenando a este grupo pequeño de gente, hasta que llegó a causar tremenda discordia en la oficialidad de la EEBI, porque las opiniones de Echanis eran las opiniones de un americano que creía que estaba en Viet Nam. Entonces fue marginado y dentro de eso entrenó a 45 hombres para tipo de situaciones que requirieran rescate de gente capturada o en las que se usa el SWAT Team en Estados Unidos hoy en día.
Da la casualidad de que Echanis mantenía contacto con el Delta Force en Estados Unidos y pasó tremenda cantidad de información que el gobierno de Estados Unidos no quería darnos, pero que el ejército nos daba a través de Echanis, pero por la misma característica de Echanis de haber sido un tipo dado de baja del Ejército de Estados Unidos no le dábamos credibilidad y después de la Revolución rechequeando y haciendo memoria, nos dimos cuenta que Echanis nos estaba dando inteligencia militar absolutamente cierta.
Se desperdició una gran cantidad de información. Echanis nos llegó a contar que el que estaba dirigiendo toda la operación logística de los sandinistas era Manuel Piñeiro, "Barba Roja" y nos dijo dónde estaba y dónde lo podíamos capturar en Costa Rica, y no le creímos porque estaba de baja en el Ejército de Estados Unidos, así de disciplinados éramos nosotros.
Así es que todo ese entrenamiento de Echanis es parte del entrenamiento que hacen los soldados, no es algo que sea la filosofía de los soldados, que sangre de la gente y eso, sino parte del ejercicio en todos los cursos, en cualquier ejército se hace eso".
LP: Entonces a pesar de esos propósitos, la EEBI terminó siendo todo lo contrario.
ASP: "La imagen de la pobre escuela terminó siendo la del diablo, pero yo creo que es natural y es normal que la imagen de la escuela haya sido esa porque produjo soldados que al final del día causaron un tremendo problema para quienes querían noquear a la Guardia Nacional en un mes. No es lo mismo encontrarse con gente de edad media, acostumbrados a acciones de Policía, a encontrarse con jóvenes bien entrenados".
RECUERDOS SOBRE LA TOMA DEL PALACIO
LP: Echanis escribió una carta en la que anunciaba que lo iban a matar y se refirió en particular a las reacciones, al malestar interno en las filas de la EEBI por lo de la toma del Palacio. ¿Qué pasó cuando los sandinistas se toman el Palacio?
ASP: "Comencemos por el comienzo. Cuando Hugo Torres y la Dora María Téllez se toman el Palacio con Edén Pastora de frente, porque ahí quienes daban las órdenes eran Dora María Téllez y Hugo Torres, da la casualidad que la unidad que había sido entrenada por oficiales de la Guardia con la asesoría de Echanis, iban pasando por la otra puerta, iban camino al polígono de Portezuelo y cuando oyen los tiros se bajan de los camiones y se meten al segundo piso del Palacio.
Eran 45 soldados altamente entrenados poniéndose las máscaras de gas, para entrarle a plomo al grupo de Hugo Torres y Dora María Téllez que se habían tomado la sala del Congreso. Estaban listos para entrar, sólo tenían que correr los corredores, ya estaban en el techo, obviamente pidieron permiso y en ese momento en la cadena de mando pasó el general Somoza y el general dijo "No". Yo me acuerdo que mi reacción fue: ¿Cómo?. "No", respondió el general.
Estamos hablando de segundos, la respuesta fue no, bájense de ahí, replieguen sus camiones y los oficiales y los soldados estaban que pataleaban, porque se habían entrenado para ese tipo de situación y estaban viendo la situación. Viene la orden que no, en lo que se van replegando nos matan a uno de los muchachos, más bravos se ponen y cuando llegan al cuartel a mí me tocó bajarme a la carretera a verles la cara y aquellos muchachos estaban que echaban humo.
Inicialmente yo también estaba molesto, pero cuando me dieron la razón por la que no, yo fui el primer en defender la decisión política del presidente y como soldado tenia que cumplir, no había nada que deliberar. El general ya había hecho su censo y habían más de tres mil personas en ese Palacio.
Lo primero que me tocó a mí fue calmar a los muchachos, compartir con ellos la frustración y explicarles la razón. Al rato se calmaron, nos habían matado uno de los nuestros, se mordieron el labio y Echanis se volvió loco".
LP: Echanis insinuó que esa rebelión lo purgó por crear una situación interna...
ASP: "Echanis pegaba alaridos y saltos, era un Rambo en su estilo, se fue a encajar en el Edificio Cerna a ver cómo hacía. Pasó como seis horas viendo cómo asaltaba el Palacio y encontró un aliado en un oficial de mucha actividad, uno le calentaba la cabeza al otro, la mayoría de los soldados estaban reviviendo la toma de la Casa de Chema Castillo, viendo ese espectáculo en el Palacio.
Los sandinistas hicieron una movida brillante para una guerrilla, que te aseguro que la practican todos los días por si alguien se las hace a ellos hoy en día.
Entonces hubo tremendo malestar y esa tarde nos tocó una situación muy delicada: Unos oficiales del Batallón Blindado que estaban tan molestos que hicieron rodar unos tanques, no contra el general, sino que iban al Palacio y cuando se supo del rumor nos llegaron instrucciones claras y precisas de que no pasara ningún vehículo de la esquina de la Colón y la Roosvelt. Es difícil controlar a guerreros dolidos, pero la Guardia Nacional como unidad no iba a sufrir problemas internos por un señor que se llamara Echaniz".
LP: O que se llamara Alegrett.
ASP: "¿Totín?. No, Totín era un hombre que tenía mucho espíritu y energía, pero nunca, más bien los americanos trataron muchas veces, un tal coronel McCoy trató de voltear o de hacer que Alegrett fuera desleal y lo primero que él hacía era ir a contar la historia.
Pero estos señores americanos, como típico de Estados Unidos que usan a la gente y después la botan, conocían bien a Alegrette porque había sido la persona que por años había servido de enlace en Miami en las operaciones ilegales que hacían los americanos contra Cuba, entonces lo conocían muy bien y trataban de apelar a ese carácter tan voluble que tenia Totín, pero no se daban cuenta que Totín era un hombre leal, que cada vez que llegaban a llenarle la cabeza de las cosas que los americanos son expertos en hacer, Alegrett llegaba a contar el cuento.
Yo mas bien siempre pregunté que quien tenía que ver en la muerte de Echanis, debería ir por la carretera sur a preguntar quiénes fueron los que lo hicieron".
Insurrección sorprendió a los Somoza
"Yo diría que el primer clarinazo de que verdaderamente esto era algo más allá del sandinismo tradicional fue en septiembre de 78", confiesa Anastasio Somoza Portocarrero, "El Chigüín" Hasta 1978, la dinastía Somoza, liderada por Anastasio Somoza D. y su hijo Somoza P., “El Chigüin”, no se veía amenazada. Luego los sandinistas proliferaron como hongos
El mayor anastasio somoza p., “El Chigüín”, de pie al fondo, junto a sus tropas élites de la EEBI.
Xiomara Chamorro Enviada Especial GUATEMALA xiomara.chamorro@laprensa.com.ni
Llegó a la entrevista solo, sin escolta, ni chofer. Asegura que se mueve sin problemas en la ciudad, amparado en un confortable anonimato al que se ha aferrado en las últimas dos décadas.
No quiere que se le hagan fotos, pero finalmente accede sin estar del todo convencido. Le intimida la cámara, lo pone al descubierto, lo hace vulnerable, pero toma el riesgo. Lo que nunca va a permitir es que le hagan fotos a su esposa y a sus hijos. Ellos significan el futuro que lo libra de su pasado, lo mejor que le ha ocurrido.
El peso histórico de haber sido, junto a su padre Anastasio Somoza Debayle y a su tío José Somoza, el que tomaba las decisiones en la Guardia Nacional, todavía tiene para él una explicación simplemente militar.
Sus interpretaciones, prácticamente técnicas, encuentran como culpable al Partido Liberal Nacionalista, al que señala de haberlos conducido hasta la situación militar que el régimen enfrentó, por lo que los ataques aéreos a las ciudades y otras formas de represión, eran la consecuencia de "errores políticos" que tenían como resultado obligado una estrategia militar la que también acepta que fracasó.
Minimizando los efectos devastadores de los ataques a la población civil y evadiendo el tema lo más que pudo, Anastasio Somoza Portocarrero, "El Chigüín", asegura que nunca mató a nadie, ni disparó un solo tiro en toda su vida como comandante de la EEBI.
Incluso, concluye que prueba de ello es que jamás fue acusado ante un tribunal de justicia, ni local ni internacional.
Segunda Entrega
LP: ¿Cuál fue su participación en la guerra, en la insurrección?
Habla de otra cosa, cambia el tema adrede, se extiende en largas anécdotas, como dándose tiempo. Sus vivencias en primera persona de lo que fue la dictadura hacen interesante cualquiera de sus historias. La estrategema de las "Mil y una noche" para evitar la pregunta que entonces se repite.
LP: ¿Qué pasó en la insurrección?. ¿Cuál fue su experiencia?. ¿Cómo participó?
ASP: "Mire, a mí me tocó una situación bastante compleja. Después del Palacio vino lo de septiembre del 78. El general (Anastasio Somoza Debayle) había llamado a poner puestos estratégicos en distintos puntos de Managua, unidades de la Guardia Nacional, porque un infiltrado nos había contado lo que los sandinistas tenían pensado...
De nuevo se disgrega. Otra historia tramposamente interesante para intentar saltar el tema.
LP: "La imagen que guarda Nicaragua de usted es la imagen de un oficial bastante arrogante. En un artículo publicado por LA PRENSA en el 79, titulado "Papá me entregó un batallón", se hace una descripción de usted conforme lo miraba la oposición: "Un niño impulsivo, afecto a los desplantes, que le gusta atemorizar a la gente". Usted estaba en una posición intimidante.
ASP: "No. Fíjese que si yo hago memoria, impulsivo: Es difícil ser impulsivo en una situación como la que teníamos. Desplante: yo soy tímido".
LP: Pero en su entorno militar, con un ejército absolutamente leal a su padre, se le hacía favorable a los desplantes, a intimidar.
ASP: "Si alguna vez intimidé a alguien, no fue a propósito y segundo, el día que yo intimidara a alguien y el general Somoza se diera cuenta me las veía con él, porque no aguantaba los tufos ni la gente creída y yo soy bien tímido, timidísimo, echarme un discurso era cosa de agarrar valor. Atemorizar a la gente, eso lo refuto".
LP: La EEBI atemorizaba...
ASP: "Pero la EEBI era un cuerpo armado para atemorizar a quienes tenían que atemorizarse por algo, es como ahora los antimotines, ¿quién va a tener miedo?, ¿el que está en el motín o el que está en su casa?."
LP: ¿Cómo fue su participación en la guerra, en la insurrección?
Nuevamente evade el tema y habla de cómo sorprendería a sus hijos escuchar historias sobre el temor que pudo haber ocasionado en las personas.
ASP: "Si le preguntan a mis hijos ellos les van a decir: ¿Mi papá causarle miedo a alguien ese pobre viejito?. Mi hija le pregunta a mi esposa y le dice: ¿Y mi papi jamás tuvo pelo?. Por otro lado mis hijos viven furiosos porque nunca hablo de Nicaragua. El chofer que tenemos en la casa es (ex)paracaidista EEBI y les cuenta historias de su participación en la Revolución y mis hijos le dicen que es un mentiroso, que su papá nunca pudo ser así".
LP: ¿Nunca les ha mostrado fotos de su vida...?
ASP: "No, nada".
LP: ¿Por qué les oculta esa parte de su realidad?
ASP: "No es que se los oculte"
LP: No los quiere confrontar con esa parte de usted mismo.
ASP: "Tampoco es cosa de confrontar. Lo que pasa es que toda persona que ha estado involucrada en cierto grado de vida pública y más que todo, toda persona involucrada en un cuerpo armado disciplinado, donde lleva y hace y tuerna, a veces por orden de él y a veces por orden de otro, tiende a enfatizar el quien soy yo versus el oficial que está ahí. Soy una persona que cuando salí de Nicaragua, pasé un año sin hablarle al general Somoza, lo dejé sano y seguro en un lugar y me fui".
LP: ¿Por qué?
ASP: "Porque consideré que el general tenía tanta influencia sobre mí y yo necesitaba agarrar mis nortes personales. Porque yo soy una persona que creía y creo en cosas con las que quizá él no estaba de acuerdo, pero no me tocaba a mí como oficial del ejército discutir nada".
LP: Entonces éstas no son pláticas con sus hijos.
ASP: "Con mis hijos no platicamos todo esto porque creo que ellos conocen la historia de la familia, trato de ser neutral y les digo que lean la Enciclopedia Británica. Cada tanto, cuando en el colegio sale el tema de la Revolución en Nicaragua, al principio tenía que explicar el cómo, el cuándo y el por qué, pero ahora sólo les saco una copia de una declaración que dio el Cardenal Obando, Su Eminencia, sobre el resultado de los años de la Revolución.
Yo respeto mucho al sandinista convencido, creo que todos tenemos derecho a distintas ideologías siempre y cuando no abusemos del cristiano que tenemos al lado y, en ese sentido hay personas como Carlos Fonseca Amador, que son tipos que merecen el respeto de todo el mundo, un hombre que luchó por sus ideales con una gallardía de los once mil diablos, con todas las uñas.
Además, un gran nacionalista, ése nunca hubiera ido un 26 de julio a entregarle a Fidel Castro un fusil de la Guardia y a decirle aquí te entrego a Nicaragua, aunque vivió por muchos años en Cuba, él no le entregaba Nicaragua a nadie. ¿Carlos Fonseca Amador?. Jamás, y que me refute el que se atreva".
LP: Yo sé que esto no lo habla ni con sus hijos, pero cuénteme, ¿qué pasó en la Insurrección?
ASP: "Bueno, perdón tanta vuelta, no es por esquivar la pregunta. Lo que pasó es que... ¿Usted dice la participación de la EEBI o la mía?".
LP: La suya.
ASP: "La verdad es que vamos en época, la parte militar comenzó con el asalto a los cuarteles de San Carlos, con la emboscada en la carretera a Masaya. Yo estaba en Washington cuando pasó eso y me dejé venir para Managua. Recuerdo que para ese entonces ya estaban listos los primeros 180 soldados que se estaban entrenando y habíamos logrado que nos prestaran unas lanchas de desembarco como de la Segunda Guerra Mundial, de las que tenían rampa y esto causaba mucha risa a los oficiales viejos de la Guardia, que decían que si nos creíamos marinos. Pero queríamos entrenar en todo, hasta en desembarco.
La noche en que estos jóvenes sandinistas vinieron desde Costa Rica por el Río Frío para meterse en San Carlos (octubre de 1978), era la misma noche en que estos soldados iban en dos barcazas a "asaltar" San Carlos con balas de fogueo, así que cuando entran los señores sandinistas al asalto del cuartel y comienzan a meterle plomo a aquel cuartel de madera, los guardias pegan el alarido y a esa hora todo el mundo rascándose la cabeza, preguntándose cómo reforzar San Carlos, entonces el oficial ejecutivo de la EEBI, (yo estaba en Washington en otro asunto), oye todo este trafico de radio y le avisa calladito al cuartel general en Managua: "Yo tengo 120 soldados aquí". ¿¡Qué, que!?, le dijeron.
Le botan municiones desde un helicóptero a la barcaza, llegan a San Carlos y entran en combate. Los sandinistas no esperaban esa reacción, el susto que se llevaron fue de madre y salieron en retirada, no voy a decir desbandada porque no los quiero insultar, salieron en retirada para Costa Rica, por el Río Frío.
Esa fue la primera intervención de la EEBI como EEBI, los muchachos nunca se imaginaron que el entrenamiento iba a ser fogueo real y los sandinistas no se imaginaron que les iba a salir la virgen. Salimos de ahí de vuelta a Managua.
En el 78 ya comenzamos a graduar las compañías de la EEBI, unos 800 entre todos, los operativos eran 400, los que se iban graduando iban a otras unidades".
LA "TÁCTICA" DEL BOMBARDEO CIVIL
LP: ¿Usted participó alguna vez en algún combate, además de dar órdenes, participó en alguna refriega, disparó?
ASP: "No, yo estaba en la cadena de mandos en una posición tal que no pude ni tuve ocasión de disparar contra nadie".
LP: ¿Nunca mató a nadie personalmente?
ASP: "Yo nunca en mi vida le disparé a ningún ser humano en toda la Revolución porque no hubo la necesidad, porque no hubo un ataque contra mi persona y porque no se me permitía a mí ir a una situación... que nos pasaron cerca un par de plomazos sí es seguro, que el "Negro" Chamorro bandido me dejó ir un bazucazo también, que una vez me pasó una calibre 30 volándome en los aires, pero no, no tuve..."
LP: En la cadena de mando no le era permitido estar en la refriega, ¿pero alguna vez, después de los combates, particularmente cuando eran bombardeados los barrios orientales de Managua, alguna vez usted visitó esos sitios después?
ASP: "No, primero que todo aclaremos un punto, no va a gustar lo que voy a decir pero eso de bombardeos suena como a 40 aviones botando bombas por todos lados"
LP: ¿Y qué eran?
ASP: "¿Los push and pull con esos rockecitos chiquitos?. Deben haber sonado como bombas enormes, pero eran rockets de señales y una vez ahí por un puente, ahí sí se dejó caer una bomba, una, donde estaban ellos.
Lo que sí se usó mucho por ejemplo fue fusil sin retroceso, que es un tipo de bazuka y se usaban lanzagranadas, pero bombardeo de avión no, hubo fuego de morteros que es un fuego..."
LP: Pero las incursiones de los push and pull en las ciudades de Estelí y de León destruyeron casas y la población tenía que salir totalmente de las ciudades para evitar los ataques indiscriminados porque los guerrilleros estaban entre la población, habían familias completas, niños, ancianos...
ASP: "Terrible, y eso sucede porque cuando la estrategia de estos señores cambia, ellos habían tratado de hacer una guerra en la montaña y yo creo que no les fue muy bien, entonces decidieron meterse en las ciudades y ahí sí que fue una movida brillante de parte de ellos, porque se decidieron escudar en la población.
En la lucha en la ciudad, o tenés cienes de miles de soldados para ocuparlas, que quiere decir un soldado en cada cuadra o no peleás en las ciudades y se las entregás al que está adentro, ésas son las opciones válidas.
Otra, la más difícil y es la que nunca se debería tener que tomar, es combatir en la ciudad con poca gente pero usando poder de fuego, eso es lo que nos pasó a nosotros. En León, en ese entonces, habían unas 90 mil personas y quizá 80 guardias, lo más, imposible mantener control sobre una ciudad. Menos aún, cuando considerás la cantidad de fusiles que lograron meter los sandinistas muy hábilmente con la complicidad de los ticos, de los cubanos y los venezolanos.
En esas circunstancias, encontrarse 80 jóvenes que quisieran agarrar un rifle era un dado y si se calcula que una persona con un rifle te para a un pelotón, hasta que lo agarren, equivale a 45 por uno. O sea, cien jóvenes idealistas bien intencionados, jefeados por un bandido zángano que sabe muy bien lo que está haciendo, metiéndolos dentro de la población civil para causar el efecto político y propagandístico deseado, olvídense, ahí está la solución para cualquier situación".
LP: Pero, la Insurrección fue un movimiento cultural en toda su expresión, que implicó la participación de mucha gente de todo tipo en la resistencia contra el gobierno, ¿en que momento se dieron cuenta que esto iba más allá de un "bandido jefeando a cien idealistas"?
ASP: "No, obviamente no estoy diciendo que toda la Revolución fue un bandido jefeando, ¡Dios guarde!. Eso es un ejemplo teórico que estoy dando, no, nunca, nunca. Acuérdese de una cosa, solamente en la utopía, en la cual todo mundo está bien como dicen en Cuba, no hay movimientos de oposición.
A través de los años nosotros habíamos vivido 200 mil gentes en la plaza de la República recibiendo al doctor Agüero, entonces el tener oposición, adversarios políticos, el tener descontento, eso lo tiene todo el mundo, eso lo tiene el doctor Alemán, lo tuvieron los sandinistas, la que menos lo tuvo creo que fue doña Violeta, ¡Dios me la bendiga!, pero todo el mundo la ha tenido.
Pero oposición armada es otro cuento, ésa es otra historia, porque oposición siempre hubo. Pero cuando se tiene oposición armada uno dice: ¿Quiénes son?, ¿De dónde vienen las armas?, ¿Quiénes lo lideran?, ¿A dónde los entrenaron?, ¿Quién les está dando plata?. Entonces uno dice ¡epa!.
Entonces, ¿cómo se analizaba eso?. Se decía: Aquí lo que tenemos es que abandonaron la montaña, se vinieron a las ciudades, entonces están como hongos por todos lados, se identifican los sitios y entonces se trataba de enfocar los lugares y viendo quiénes eran. Yo diría que el primer clarinazo de que verdaderamente esto era algo más allá del sandinismo tradicional fue en septiembre de 78, ahí sé que fue cuando ¡upa!, esto es más grande de lo que estamos creyendo.
Cuando ellos se vienen a las montañas y dejan al pobre Germán Pomares metido ahí en la montaña por Estelí y se vienen todos los vivos para Managua, ahí fue donde comenzamos a decir aquí esto está difícil y también en el momento en que estas situaciones pasan nosotros vemos que están saltando, vienen "Los Doce", hablan "Los Doce", pero aun ahí había cierta cosa, yo diría que el momento crítico, central de toda la Insurrección fue la muerte del doctor Chamorro, porque ahí sí que nos preguntamos, ¿qué se hace?, tenemos a los que lo mataron, tenemos que encontrar al que lo ideó".
10 DE AGOSTO DEL 2000 / Entrevista con "El Chigüín" Los "gansos salvajes" de la EEBI
Eduardo Marenco Eran conocidos como "gansos salvajes" por su nivel de fiereza. Y por el reino de terror que instauraron. Los oficiales de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI), eran privilegiados en todos los sentidos de su vida militar: desde el armamento que portaban, el presupuesto del que gozaban, hasta los refrescos que ingerían.
* Los cadetes de la EEBI devengaban alrededor de 120 dólares de salario de la época, cuando los cadetes de la GN ganaban apenas alrededor de 50 dólares.
* Las instalaciones de la EEBI estaban ubicadas en la explanada de la Loma de Tiscapa. Sus oficiales eran formados en base a la doctrina militar del Ejército de Estados Unidos, haciendo énfasis en la lucha contra el terrorismo comunista.
* También confiaban en los valores y credos de los ejércitos chilenos y brasileño, según consta en la revistas de adiestramiento militar de la EEBI, "El infante", a las que tuvo acceso LA PRENSA, en el Centro de Historia Militar del Ejército Nacional.
* En esta revista se reprodujo el decálogo de "Comandos" chilenos: "Para el Comando no existe palabra "imposible"; "Al chocar con el enemigo "MATE" no vacile, la LEY es "MATAR" o "morir"; "Muévase en la noche, asalte en la penumbra y escóndase en el día".
* Los comandos chilenos que ellos imitaban se representaban con un emblema compuesto por una calavera cruzada por dos puñales. Los brasileños usaban una calavera atravesada por una espada.
* La EEBI recibía un presupuesto de entre los 72 y 80 millones de córdobas anuales. Entre los instructores que tuvo se mencionan a Michael Echanis (EU) y el vietnamita Nyon Nguyen Van Nguyen, quienes murieron en un misterioso accidente aéreo junto al general Iván Alegrett, jefe de operaciones de la Guardia Nacional.
* Eran tan privilegiados que las bodegas de la EEBI permanecían llenas de Pepsi Cola y de cervezas enlatadas, asimismo, sus principales jefes tenían acceso a vehículos, viviendas y compra de mercadería libre de impuestos.
* El cuerpo élite estaba compuesto por unos 2,500 soldados que usaban M-16, ametralladora UZI israelí, FAL, morteros 60, 80 y 120 milímetros; ametralladoras calibre .50. Además portaban el fusil GALIL.
LAS OPERACIONES DE LIMPIEZA
* Roberto Sánchez Ramírez, redactor de LA PRENSA que cubría las fuentes militares en los setenta, recuerda que "El Chigüín" funda la EEBI para preparar a sus tropas élites. Los criterios para ingresar eran rigurosos: buena condición física, fortaleza de carácter, con el mejor entrenamiento y la mejor alimentación.
* "Ellos salían a las calles cuando había necesidad de matar", puntualiza Sánchez.
* De su seno surgió Pablo Emilio Salazar, conocido como "Comandante Bravo", quien dirigió las tropas de la EEBI que combatieron contra los guerrilleros en el Frente Sur. Años después, a inicios de la década de los ochenta, fue muerto por un comando sandinista en Honduras, con la ayuda de su amante.
* La EEBI se encargaba de las "operaciones limpieza" de los territorios urbanos de donde se retiraba el FSLN. La EEBI –tal como describieron los organismos de derechos humanos-- pasaba de casa en casa y mataban o hacían desaparecer a quienes presentaran cholladuras en los pantalones, codos o rodillas. De éstas se encargaba Franklin Montenegro, alias "Sagitario", quien también posteriormente fue muerto por los sandinistas.
* No existe un dato oficial sobre la cantidad de jóvenes que murieron y/o desaparecieron producto de las operaciones de limpieza. Se dice que en la guerra contra la dictadura murieron alrededor de 50,000 nicaragüenses.
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