corromper conciencia ò golpes de estados





Trinchera de la Noticia


Por Carlos Salgado
Periodista, ex presidente de UPN
Muchos de nosotros, los nicaragüenses que crecimos bajo la influencia de una parte de los dinastas somocistas, sabemos lo que sufrieron nuestras familias o vivimos la dureza de la expresión del sistema de los Somozas, la mayoría entiende antes, durante y hasta ahora lo justo de derrocar al régimen.
Puede ser que haya minorías a las que les agradó el régimen, pero también la historia reivindica lo crudo del somocismo, desde el asesinato de Augusto Calderón Sandino hasta pasar el crimen de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal en 1978.
Los nicaragüenses coinciden que esta fue una mala administración política, autoritaria desde Anastasio Somoza García hasta Somoza Debayle.
Tenemos 30 años, o más de ver, leer o escuchar el discurso acerca de la democracia que el país requiere, según las normas, banderas y tradiciones de la “democracia” que enarbolan políticos de derecha, conservadores y liberales, anhelado por otros menos extremos, pero derecha al final como socialcristianos o socialdemócratas.
Democracia entendida como llegar al poder por los votos, elección popular, asumir y entregar el poder en un traspaso de mando, cada cinco años, ejercer el periodo constitucional porque otra vía es mala, en el menor de los casos pecaminosa, en el peor algo como un “golpe de Estado”.
En Nicaragua, sin embargo, el camino de la democracia tiene bemoles, es decir es de antojos. Observemos dos ejemplos, escritos, archivados en el diario de los “nicaragüenses”, firmados como Editorial, por Luis Sánchez Sancho.
Primera perla, el editorial del 19 de noviembre del 2001, al proclamarse a Enrique Bolaños, que “si hay que comprar conciencia y votos para imponer mayoría en la Asamblea Nacional, dominada por un liberalismo segmentado entre arnoldistas y bolanistas con la intromisión legal y real del sandinismo”. De otra manera, la decisión popular, puede alterarse y por el poder de Bolaños “todo es válido” sugiere el editorialista
El otro editorial está fechado el 15 de enero 2018, Luis Sánchez escribe, con la mampara de los Estados Unidos: “En el caso de los EE.UU., lo que podría estar considerando es una acción de los militares venezolanos como la opción más viable para sacar a Maduro del poder. Este 5 de enero, una vocera del Departamento de Estado declaró que los militares venezolanos se pueden salvar de las sanciones si corrigen su comportamiento y actúan apegados a los valores de la República y al Estado de derecho”.
El mensaje implícito a los militares podría ser que derroquen a Maduro, nombren a un gobierno provisional dominado por civiles y convoquen de inmediato a elecciones libres, justas y transparentes… le faltó acercarlo a las circunstancias del golpe de estado a Mel Zelaya, en Honduras, en que bajo el argumento de la “fobia al comunismo” París vale una misa, es decir por comunista Daniel Ortega, debe ser sacado del gobierno y sólo falta justificar hasta un atentado contra su vida.
¿Queremos esa democracia criminal? ¿Queremos esa democracia que “compra diputados”? Demócratas de palabras, fascistas de convicción que editorializan en el Diario LA PRENSA.
Estamos en pleno 2018.




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