Víctor Ayala G*./vayala@gmail.com
Un mediodía nublado y temperatura agradable como las de Jinotega en diciembre, pero en plena primavera en Iowa. Una señora se acercó a la oficina mientras me concentraba en el cierre de la edición del periódico semanal y me dice en tono preocupada luego de dar las buenas tardes:
–Oiga usted, ¿me puede ayudar con este teléfono?– en su buen acento michoacano de México –es que fíjese que quiero leer lo que ponen sobre mí y mi familia en Facebook y no puedo porque me lo bloqueó mi marido.
Era la misma señora que había llegado antes con problemas en sus dos tabletas iPad.
–No se preocupe señora –le dije –en un momento se lo arreglamos.
Era un smartphone Samsung Galaxy S4 con el sistema Android. No es difícil desbloquear un Android y reinstalar el sistema de fábrica, aunque el usuario deba después configurar su cuenta.
En menos de media hora el asunto estaba arreglado. La señora se fue feliz y me dejó con un poquito de más dinero que antes. Valió la pena la distracción, suspender la vista y dejar por un momento lo que estaba haciendo.
Antes, en la madrugada, había leído un comentario de Carlos Salgado, periodista de larga trayectoria en la radiodifusión nacional y dirigente gremial a quien le tengo un enorme agradecimiento por su amistad sincera, en esta misma sección de Trinchera de la Noticia.
En el comentario, Carlos afirma que “iInternet es un instrumento, no un derecho”. Básicamente su idea va en el sentido de que si una persona no compra y paga todo lo necesario para tener internet pierde el sentido del derecho y entonces internet se convierte en un instrumento.
Y tiene razón. En el mundo hay 148 países que cuentan con Internet, de los cuales 3.035,749,340 personas tienen acceso a esta herramienta (42.3% de penetración global en el año 2014). China es el número uno con 642.2 millones de habitantes, la Unión Europea en su conjunto con 391.3 millones y EEUU con 310 millones. De ahí van: India, Brasil, Japón, Rusia, Alemania… ¡Y Nicaragua! en el puesto 122 con 906,539 habitantes (15.5% de penetración poblacional) en medio de Costa de Marfil (puesto 121) y Laos (123).
Haití, la población más pobre de América Latina está en el 118. Debajo de Nicaragua están naciones extremadamente pobres del África y países con escasa poblaciones como la isla de Santa Lucía con 142,900 habitantes conectados, con un 87.5% de penetración en la red, en el 148 puesto.
Si nos atenemos a esta estadísticas internet para Nicaragua, que tiene tan solo el 15.5% de su gente con acceso a la red, ¡claro que es un instrumento! Y valga ley que valga que controle la red tendrá escasa consecuencia en el corto y mediano plazo; pero no así en el largo plazo porque el país continuará evolucionando.
No es como ha ocurrido en Guatemala en donde la convocatoria para lograr la destitución de una vicepresidenta y poner en tela de duda al presidente del país fue por medio de las redes sociales. Los medios de comunicaciones tradicionales están controlados por el poder político del país. Ahí, 2.8 millones de habitantes tienen acceso a la red y tienen capacidad de liderazgo opositor por sí solos.
Hemos visto en Nicaragua raquíticas marchas opositoras auto convocadas por las redes sociales, y esa escasez es precisamente por el poco acceso que la población tiene a internet. Y eso que hay más de un teléfono celular por habitante, pero no todos tienen el poder adquisitivo para darse el lujo de estar conectado a Internet. (La referencia de estas estadísticas actualizadas es la Internet World Stats).
Ahora, como instrumento sí lo es desde el punto de vista de cómo son los otros medios como la prensa escrita, la radio y la televisión. Todos surgieron como medio para hacer campañas políticas a favor de ciertos grupos de poder o para lograr el poder (como el caso de la prensa escrita en la antigua Europa). Otros por los avances de la tecnología en manos de los que pudieron desarrollarla como la radio, la televisión y el Internet en poder de los militares estadounidenses (Arpanet) que luego se las traspasó a las universidades para que estas lograran potenciarlas como efectivamente se logró.
En Nicaragua la penetración de Internet llegó de la mano de las universidades a finales de los ’80.
Pero poco a poco el Internet dejó de ser de una élite para volverse más accesible y al volverse accesible se convirtió en masivo y al volverse masivo se volvió en una oportunidad para el surgimiento y crecimiento de nuevas empresas que en pocos tiempos se han vuelto las más grandes del mundo. Y aprovechando la necesidad de las personas de estar conectadas, de ser los autores de su misma noticia y no manipulada o enajenada por los medios tradicionales de comunicación donde la noticia es de una sola vía y no retroactiva y a veces manipulada por los intereses del medio.
Internet al ser masivo y accesible es el medio que más derecho les concede a las personas porque el individuo dice lo que desea y hasta lo que no quiera. Allá si el receptor hace caso a sus palabras. Y muchas veces son efectivas como los hechos ocurridos recientemente con la “primavera árabe” y el caso de Guatemala más recientemente.
Entonces, la persona (ese 15.5% de la población nicaragüense), al tener acceso al medio se le convierte en su derecho a estar informada e informar lo que desee. Es la libertad individual más pura que la humanidad ha vivido hasta ahora porque no hay filtro en la intercomunicación. Es el mundo hecho transparencia.
La señora que llegó con su celular bloqueado, ella quería tener acceso y ver lo que de ella y su familia se decía, o estar mejor comunicada sin interferencia con su círculo de personas más cercanas. Es su derecho adquirido y aún si no tuviera el instrumento, de estar comunicada y hablar con quien quiera.
Sobre la famosa Ley de Banda Ancha de Nicaragua, no quiero emitir mis opiniones porque en nuestro país se hacen las leyes que se quieran y las opiniones de sus ciudadanos son un cero a la izquierda. Entonces, en este caso la autocensura es mi opinión.
Mejor les dejo este escrito que refleja un poco lo que pienso: www.listomarketing.com/blog/comentarios-sobre-el-borrador-de-la-ley-de-banda-ancha-de-nicaragua.
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