450 años: Le salio la virgen al que trajo la virgen a Nicaragua


El padre de Pedro Alonso Cepeda de Ahumada fue  Alonso Sánchez de Cepeda, descendiente de familia judía conversa, y extremados católicos al final. 
Era el camino a la prosperidad, la iglesia era mancomunada con conquistadores para "adquirir riquezas", después descubrieron que eso era robo y para evitar reclamos desparecieron a los propietarios los indígenas de parte de América y ya casi concluido su genocidio, anularon "las enmiendas" es decir la esclavitud y conversos también, a la fuerza.

  Alonso tuvo dos mujeres. Con la primera, Catalina del Peso y Henao, tuvo dos hijos: María y Juan de Cepeda. Con su segunda esposa, Beatriz Dávila y Ahumada (emparentada con muchas familias ilustres de Castilla)

  Ella tuvo diez hijos Hernando, Rodrigo, Teresa, Juan (de Ahumada), Lorenzo, Antonio, Pedro, Jerónimo, Agustín y Juana y cuando la conocida Santa Teresa de Jesús, tenía doce años, murió Beatriz.

   Según una tradición,  Pedro Alonso Sánchez de Cepeda y Ahumada en 1562 llegó a lo que hoy día es Nicaragua, al puerto de El Realejo y de allí a El Viejo (actual departamento de Chinandega) con la imagen de la Virgen María.

   Dicen que Pedro tenía destinado viajar a Perú. Los nativos se opusieron a que se llevara la imagen y ésta permanece hasta hoy en la Basílica Menor de El Viejo
   Pedro Alonso Cepeda y Ahumada era igual en  fama a los soldados españoles e iba envuelta en lodos de bajeza. No tenía ideales caballerescos y se sublevaba con facilidad si no recibía a tiempo la soldada, con sus rapiñas y libertinaje  y así hacían odioso el nombre de España en todas partes.

  Pedro Cepeda igual fue uno de los hidalgos castellanos que antaño cifraran su gloria en blandir la espada acaudillando los ejércitos del rey, desdeñaban ahora esta chusma entre la cual sus privilegios se ajaban sin remedio.
Sus ojos volvíase con preferencia hacia otros horizontes allende los mares.

 Las nuevas que llegaban de los conquistadores de Indias corrían por castilla como una leyenda. Los caballeros se sentían dominados por la fiebre de partir, luchar, vencer y dilatar los dominios de la cruz. Pedro, el de “la Virgen del trono” no fue para nada diferente a esa coyuntura.

  El “religioso Pedro”  ya entendía que además de la espada Ahora era mas bien una distinción para hidalgos de limpia sangre, ir a América y Perú no era mala idea y así  Isabel La Católica lo había reservado a los castellanos, encabezar esos viajes.

 Fernando lo extendió después a los aragoneses y Carlos V la amplió a las demás provincias. Los nobles hallaban grandes ventajas con tomar aquel venturoso viaje.

 Años más tarde con el cambio de las leyes de comercio, la supresión de la encomienda y la rebelión de las colonias, los españoles mudaron su entusiasmo por antipatía.

  Pedro Cepeda de Ahumada cargó con la imagen de la Virgen, dicen que el destino era Perú, Zarpó a pecar contra los indígenas y orar con la imagen de la ahora replica “Virgen del Trono” del Viejo Nicaragua.

 Pedro  estaba mal y procuraba a costa de maltratar o esclavizar a estos “indios” resolver con esta solución para su situación económica, todos sus hermanos estuvieron de acuerdo, al fin y al cabo viajaban con nobles amigos y algunos parientes. ¡ A las Indias ¡ ¡ a las Indias¡.


Las demandas se iniciaron enseguida, Hernando de Ahumada el mayor de los hermanos pudo partir ese mismo año, 1.534 en compañía de su primo Hernando de Cepeda, hijo este de  Francisco Álvarez de Cepeda y Doña María de Ahumada.
 (Quizás por la similitud de los nombres muchos historiadores y genealogistas los confunden, uniendo en matrimonio a Catalina de Belalcázar hija del Adelantado con el hermano de santa Teresa.


Según declaran varios testigos Pedro Cepeda no viajó con la imagen para evangelizar a nadie, sino para emular a su pariente Hernando  "El Capitán Cepeda que  fue uno de los conquistadores del Perú.

  Su pariente se halló en casamarca en el prendimiento del inca Atabalida y luego en compañía del Adelantado Belalcázar vino al descubrimiento y conquista de las provincias de Quito y después a San Juan de Pasto siendo Capitán de a caballo del campo y ejercito del Reino de España.

   Viajó por avaricias y pleitos entre ellos mismos por apoderarse de las riquezas de los territorios ocupados a los indígenas .
Su Pariente le informaba de que “Se halló en la batalla de Añaquito contra el General Pizarro y con gran riesgo de su persona y vida salió desbaratado y robado.

  Hernando su familia estaba bien, debía buscar estar en Perú y la “virgen” era la mampara para extraer oro u otros valores, porque la Iglesia tenía mejores ventajas que los propios enviados del Reino de España.

Ese pariente le contó que “fue personalmente a la jornada del Dorado por decisión del  General y obtuvo “la Gobernación de Popayán le fueron encargados al dicho Capitán General Hernando de Cepeda muchos oficios de justicia y republica, como fue de Alcalde Ordinario y Teniente de gobernador general de toda la tierra."

 Pedro Cepeda y Ahumada sabia que pasaron estos primos hermanos a Indias en 1.534 en la expedición de Hernando Pizarro a tierras del Perú y concurrieron a su descubrimiento y conquista, lo mismo en las provincias de Quito, que en las de Quillacinga y Popayán.

Posteriormente se embarcó Rodrigo de Cepeda, el segundo hermano de Teresa Ahumada el 3 de agosto de 1.535, uniéndose a la expedición del Adelantado  Pedro de Mendoza con destino al Rió de la Plata.
Los Cepeda y Ahumada los cubrió la ambición y muerto Juan Cepeda en el intento de entonces de someter a los Araucanos.
 En 1.540 partieron Lorenzo y Jerónimo acompañando al visitador Cristóbal Vaca de Castro, comisionado por el emperador para aclarar la situación del Perú dividido entre Almagro y Pizarro.

 La lucha entre estos antiguos capitanes, culminó con la muerte violenta de ambos y el territorio se vio envuelto en una guerra civil, el visitador Vaca de Castro impuso la paz por algún tiempo en el país con el apoyo de los leales al rey, entre ellos el Adelantado Belalcázar, pero la calma solo presagiaba el fondo de una gran tormenta.

Los otros hermanos tenían más o menos las mismas aspiraciones de los mayores que se fueron a Indias. De momento se quedaron en la casa de su tío Francisco Álvarez de Cepeda, el padre de Hernando.

El 3 de Noviembre de 1.543 el primer Virrey del Perú D. Blasco Núñez Vela y su hermano Francisco Velásquez Núñez Vela , partían con una flota de cincuenta navíos, rumbo a Nombre de Dios, con ellos iban Antonio y Pedro de Ahumada.

  Pedro  Cepeda de Ahumada al final no fue a Perú por la guerra entre ellos mismos en suelo de los peruanos y con  Antonio acompañó a la expedición a su destino. Pedro se quedó en Panamá y posteriormente siguió al Capitán Ponce de León en su exploración a la Florida.

A la sombra de Blasco los Cepeda vieron un porvenir sonriente, los que estaban en el Pasto y Popayán salieron a recibirle para ponerse a sus órdenes.
La misión del virrey era en extremo delicada y muy honrosa, debía imponer en aquellos reinos las nuevas ordenanzas del emperador.
Pero no era cosa fácil establecer un nuevo orden entre aquellos españoles que se habían posesionado del Perú y vivían a sus anchas como grandes señores en sus feudos.

 Gonzalo Pizarro se rebeló y tomó a Lima, la capital,, el virrey lo capturaron y enviado a Panamá para que se volviese a España, logró evadirse, Logró desembarcar en el puerto de Tumbez.
 Desde allí solicitó la ayuda de Quito y a la ciudad de San Juan de Pasto a muchos de sus leales, entre otros a los hermanos Cepeda y Ahumada.

  Pedro no estaba en Perú, si los otros hermanos Cepeda acudieron apresuradamente " con todo el aderezo de sus personas, e armas e caballos" para ponerse debajo del estandarte real. Encontraron al virrey a unas setenta leguas de Quito, iban tres hermanos, Hernando, Lorenzo y Jerónimo con su primo Hernando de Cepeda.

Con las tropas acaudilladas en Quito quiso el virrey dar batalla a los rebeldes de Gonzalo Pizarro que estaban en Piura y derrotó a los capitanes Hernando de Alvarado y Gonzalo Díaz de Pineda que le resistieron en Chinchicara.
Los hermanos Cepeda celebraron su primera victoria en compañía del virrey.

Mas los efectos fueron perniciosos. Alarmados los rebeldes en La Ciudad de los Reyes, Lima, pensaron que si el virrey se recobraba no dejaría uno con vida y así decidieron acosarle sin demora.

Muertos y malheridos, unos lograron huir, otros esperaban hasta ver algún amigo del ejercito de Pizarro que les quisiera conservar la vida, otros eran rematados a sangre fría y los indios robaban a todos sus armas y vestidos, dejando desnudos los cadáveres.

También el virrey había caído en una embestida en que rompió su lanza con valor, quedando aturdido en tierra, el licenciado

  De los hermanos de santa Teresa solo Antonio de Ahumada había caído gloriosamente en el combate luchando como un valiente.
Tenía hendida la cabeza con una herida mortal. Así le hallaron dos clérigos que asistían a los moribundos, estos le recogieron caritativamente, ataron un paño a su cabeza y mandaron que fuera atendido, pero a consecuencia de las heridas murió dos días después, 20 de enero en la ciudad de Quito.

El Capitán Sebastián de Belalcázar cayó herido también y los pizarristas Gómez de Alvarado y Diego de Mora, antiguos amigos del adelantado le salvaron, curaron y pidieron indulgencia ante Gonzalo Pizarro quien accedió a que volviera sin menoscabo a su gobernación.

  Los tres hermanos, Hernando, Lorenzo y Jerónimo se habían retirado, como decíamos, a la ciudad de Pasto. Allí los encontramos en el mes de julio de 1.547, siendo Hernando regidor de la villa.

 Ellos dieron la espalda al Virrey, Unieron sus fuerzas al Rey, mientras Pedro, estaba alejado de esos vaivenes, y con la imagen de la virgen , procuraba hacer riquezas, en un escenario diferente “del paraíso prometido del Perú” que en realidad para entonces era un infierno y es la razón del porque quedó él y su  imagen de la Virgen y porque quedó en el Realejo

La Imagen fue pensada para estar en Perú compartirla con los clérigos y proteger “orando a ella” a sus familiares, pero no fue así, de Panamá enderezó su ruta a la expedición de la Florida.
 Pedro Cepeda y Ahumada sabía a esas altura el infierno de Perú ya existía y el quería riquezas no dar su vida por el Rey ó sus súbditos ambiciosos.

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